APUNTES PARA REALIZAR UNA INVITACIÓN ADECUADA.

Hace aproximadamente un mes, Romina Metti (de ahora en más, la Metti) nos dijo:

Tienen que conocer el Bar de Cao, es un bar notable, cumple 100 años, tiene una arquitectura increíble, un valor cultural enorme, hay tortilla babé y sidra tirada.

Siempre que la Metti nos tira algún dato sobre algún bar, nosotros le prestamos mucha atención. Principalmente, porque la tipa anda por todos lados y la tiene atada en estos asuntos. Y además, porque la Metti ya sabe lo que nos moviliza. Es por eso que al momento de cerrar su invitación, utilizó los sustantivos «tortilla» y «sidra» adornados con los adjetivos «babé» y «tirada».

Imaginate si la Metti nos terminaba la oración con frases como:

… de un valor patrimonial inconmensurable.

… sociológicamente hablando.

… una arquitectura sobresaliente.

O incluso, si hubiese utilizado la clásica muletilla machitoponcense:

… pon ponte a brincar, ponte a brincar.

Claramente, ninguna de estas frases nos mueve el amperímetro. Solamente hablando de morfi y chupi se genera la chispa de la curiosidad que mueve al equipo Antigourmet; hacia allá fuimos. Bicha la Metti.

EL TRIUNVIRATO ANTIGOURMET DE SAN CRISTÓBAL.

Fundado en 1915, el Bar de los Hermanos Cao está reconocido como uno de los bares Notables de la ciudad y se encuentra en el barrio de San Cristóbal, que es uno de los más chiquitos de la ciudad de Buenos Aires.

Este lugar formó parte de un triunvirato emblemático: Miramar – Bar de Cao – Bar de Carlitos.

Eran los tres puntos de encuentro preferidos por los habitantes de la zona y por donde pasaron sus ciudadanos ilustres: Luis Sandrini, Enrique Muiño, Oscar Gálvez, Donofri Marimón, María la Vasca y el Mingo (un conocido delincuente que al parecer era querido por todos; calculamos que robaba siempre en otros barrios).

En un principio el Bar de Cao fue una fonda. Recién en 1930, los hermanos Pepe y Vicente se hicieron cargo de este bolichón. A medida que fueron creciendo, dividieron la atención en dos partes. Si entrabas por la esquina era un almacén y si entrabas por Matheu te metías derechito al salón de despacho, donde había mesas y te pedías algo para comer (y tomar, por supuesto).

Pepe y Vicente estuvieron al frente del negocio durante… ¡70 AÑOS! Su casa estaba justo arriba, así que podemos decir sin miedo a pifiarle, que pasaron toda la vida en esa esquina. Incluso uno de ellos festejó su casamiento en el Bar. Unos verdaderos mostros.

Recién en el año 2000 decidieron pasar la posta. Ahí fue cuando apareció el Sr. Nestor Rosales, que tiró abajo la pared que dividía el despacho del almacén y también le cambia el nombre al lugar, rebautizándolo como «El Almacén». Un par de años más tarde, compra el fondo de comercio el Sr. Jorge Muhary que lo comienza a restaurar y le devuelve su antiguo nombre.

Hasta acá, un breve panorama sobre el lugar que elegimos para reseñar. Ahora viene el problema de siempre para este equipo… la organización y la llegada al mismo.

DE UN TIPO INCOMUNICADO Y DOS REEMPLAZOS.

La cosa se puso rara. Y cuando la cosa se pone rara, en el Antigourmet siempre ocurre alguna rareza. Ese miércoles, como todos los miércoles del año, jugamos al básquet. La idea era que al terminar el partidito, nos pegábamos una ducha y salíamos para el Bar de Cao.

Entre ataque y defensa, nos enteramos que Facundo no iba; porque él es así. El tipo le vende petróleo a los árabes, pero no es capaz de pagarse un plan de celular. Su entera comunicación se basa en encontrar WIFI gratis. Miles de veces nos han llegado mensajes de Facu totalmente a destiempo. Acá transcribo algunos, a modo de ejemplo:

¡Feliz año muchachos! (23/01/2015)

San Valentín me parece una gansada total. (12/03/2015)

Era por abajo Palacios, la p#*@ que te parió. (ayer a la madrugada)

Así está el país. Pero bueno, el susodicho nos avisa que no viene y entonces abrimos el juego. Avisamos a los jugadores presentes que nos vamos a antigourmetear y se suman dos: el Chino y Mauro. Les contamos esto porque casi nos expulsan del bar por culpa de uno de ellos. Ya verá…

ACERCA DE LA INDUMENTARIA ANTIGOURMET.

La ropa es un tema amplio. Enorme. Inabarcable para una reseña. Pero queremos dejar en claro una sola cosa:

El equipo Antigourmet se caracteriza por vestirse como el culo.

En los lugares que nos gusta frecuentar, no hay mujeres con vestidos largos, ni hombres con smokingues (o como sea el plural de esa prenda horrible). Solamente JP a veces se clava un chupín de algún color polémico, pero lo bancamos porque el tipo está en plena rehabilitación. Volver del lado gourmet es una tarea ardua.

Se nos vienen a la memoria algunas imágenes que nos gustaría poder suprimir.

Como el Foca comiendo pastas con un gorrito coya y una campera rompeviento de Sarmiento de Junín. O quien les habla, con una camiseta de Baterías Heliar llena de agujeros, bermuda de jean, medias blancas 3/4, zapatillas de básquet y una balanza portátil colgada del cuello para pesar la feta de queso y dulce.

Pero bueno, una cosa es contarlo y otra cosa es verlo en vivo. La carita de la Metti cuando vio a Mauro entrar al Bar de Cao fue para alquilar balcones.

El ingeniero entró al bar luciendo … el pelo completamente mojado, una camiseta Breaking Bad, un pantaloncito negro que todos confundimos con un malla (cortito, como los que usaba Hugo Orlando Gatti), y el detalle de glamour… ojotas. Así es. El tipo fue de malla y ojotas a las 21 hs. a un bar. ¡Qué personalidad papá! Cabe aclarar que además, Maurito, camina medio chueco y tiene las patas blancas como las del Papa Francisco. Pánico general en el Bar de Cao.

Todavía no nos habíamos sentado y ya estábamos siendo observados por los comensales y los mozos del lugar. Tenían razón, lo tendríamos que haber mandado a la casa a cambiarse. ¡Impresentable! Nos fuimos bien al fondo y lo pusimos contra la esquina, cosa de no seguir contaminando visualmente a la gente.

EL LUGAR

Tenés que ir y verlo porque no tiene desperdicio. El Bar de Cao es un túnel temporal abierto al público. Te va a transportar a otra época y en unos pocos segundos vas a sentir que lo conocés de toda la vida; te vas a poner chocho de contento y, además, vos también vas a empezar a ser parte de la historia.

Entrá y agarrá una mesa, pero ni bien puedas date una vuelta por todo el salón. Vas a ver las balanzas, un par de de vitrinas originales, la caja registradora fileteada, unas latas de pimentón que calculamos debe estar vencido, las persianas de hierro típicas de los viejos almacenes (como el de mi abuela Rosa), las puertas de madera de unos 3 metros y un mueble abarrotado de semillas y fideos de todo tipo, grupo y factor.

Y además, ahí nomás de la entrada, te vas a topar con una selección de botellas memorables, entre las que se destacan un Moscato Las Armas, un vino blanco Pinot del Sur y el inentendible Oporto Diplomático. ¿Quién fue el fakin genio que le puso Diplomático a un Oporto? Si alguien conoce al ex-dueño de esta empresa, díganle que lo amamos.

Bueno, terminemos con tanto bello-pasado y concentrémonos en el morfi-presente.

ENTRADAS

Ni bien nos sentamos, arrancamos a chusmear la carta, que para colmo es enorme. ¡Posta! Son un montón de hojas llenas de platos y variantes.

Hay que aclarar que el Bar de Cao pertenece a un grupo de bares notables (junto a La Poesía, Margot, El Federal y el Celta Bar). Los 5, además de tirar para adelante, ofrecen la misma carta. Por lo tanto, empezamos a buscar alguna rareza no solicitada en nuestra visita a El Federal.

Después de una intensa negociación y con la siempre oportuna mediación del Dr. Pait, pedimos:

Tortilla a la española: como verán en la foto, es un rueda de triciclo todo-terreno. Tremenda la pinta y las dimensiones que tiene. Cuando la ves llegar te das cuenta que la noche está en pañales y que no hay chances de que pueda empeorar. La pedimos babé y vino con sus buenos cachos de chorizo colorado. Una muy buena elección como para arrancar con todo.

Pavita al escabeche: después de haberla probado en El Federal nos convencimos de que es «el plato notable de los bares notables». No te van a traer una palangana llena de pavita, pero la porción es contundente y el gusto que tiene es fabuloso. Agarrá el pan de campo, metele un poco de pavita y olvidate de todos tus problemas por un rato largo.

Ravioles fritos: es otra de las especialidades que te podés manducar. El plato viene minado de estas exquisiteces rellenas de ricota y como dice la Metti: «así nomás, sin salsita eh». Si nunca los probaste te recomendamos que te pegues una vueltita.

Picada Gran Cao: vas a ver que tienen un montón de picadas, pero acá tenemos que hacer una gran aclaración para que todo el pueblo antigourmet lo sepa. La clave está en la calidad de los ingredientes. Los tipos realmente se esmeran en tener proveedores zarpados y te das cuenta al toque. Nuestra picada tenía: queso de campo, aceitunas negras y verdes, cantimpalo, lomito ahumado, longaniza, matambre casero, bondiola, lengua y un par de artefactos con maní y palitos. Otra vez, la joda pasa por encanutar el pan de campo apenas lo traen y no dejar que los demás comensales se lo apropien.

Sardina con cebolla: siempre a la pesca de esos platos que nos definan como antigourmeteros, encontramos esta belleza perdida en la carta. Cuando leímos «Sardina» en voz alta escuchamos un grito emocionado que provenía de la cocina. En ese instante mágico nos dimos cuenta que ella se emocionaba. Hacía años que nadie la pedía con esa combineta cebollística. La tipa ni se acordaba cómo era sentirse tan amada. La vimos llegar, acostada en el plato, haciéndose la indiferente, pero sabiendo el amor que teníamos. La sardina volvió a ser la estrella en un plato.

Esta reivindicación sardinal se la dedicamos a esos tres odiosos de la gastronomía, que se creen los más copados del mundo y no salen de Palermo: el cilantro, el jengibre y la rúcula. Ustedes tres, LTA.

PERO QUÉ MOZA ES USTED, SEÑORA MOZA.

Párrafo aparte para Gladys. Esta bella santiagueña, oriunda de Villa La Punta, fue declarada por el equipo como «La mejor moza» de la historia del movimiento antigourmet.

Laburó en La Poesía, en Margot, en El Federal y ahora está desde hace unos años en su cuarto bar notable.

Les dejamos una frase que la pinta de pies a cabeza:

Cuando veo que un cliente viene cruzando la calle, ya le acomodo la mesa que le gusta y le conozco lo que va a consumir.

Una genia absoluta. A nosotros nos encanta tener la oportunidad de reconocer el laburo de estos mozos de profesión que se esmeran en atender al comensal como debe ser. Gracias Gladys, cada vez que volvamos queremos que nos atiendas vos.

PLATOS PRINCIPALES

Bife de lomo: lo pedís, lo tenés. Por las redes nos avisaron que teníamos que pedir este plato y nosotros cumplimos como locos. Arriba tiene jamón, queso y morrón. Al costado tiene lechuga, tomate, palmitos, alllverjas y huevo duro. No nos volvió loco pero es una buena opción. No compartible.

Hamburguesa: pedimos un par porque queríamos compartirla (y lo bien que hicimos). Ufffff, es grande. Son 300 gramos de carne y a eso sumale queso, cebolla, tomate, panceta, jamón, papas rejilla y la frutilla del postre es un logo-del-Antigourmet frito contundente. Un comensal dijo: «está un poco grasosa» y, por supuesto, nadie le dió importancia al comentario.

Milanesa con rusa: un comensal la quería testear y nos pareció perfecto. Pero como cada tanto nos gusta corrernos del eje y no improvisar, le preguntamos a la Metti cómo convenía pedira. Ella, muy solícita, nos dijo que su preferida era sola, con limón, y acompañada de rusa. Estábamos bastante llenos como para ponernos a debatir y ademiás, nunca se le dice que no a una milanga. De todos modos, hay tantos platos copados en el Bar de Cao que te recomendamos comer milanesas en tu casa. Acá la pomada pasa por otro zapato.

Sorrentinos de muzzarella c/ crema de champignones: siempre que pedimos sorrentinos y vienen más de 6 nos agarra una emoción… que no te podemos decir, mirá. Esa manía que tienen algunos lugares de pijotearte el sorrentino no la podemos entender. Así que cuando llegó Gladys con el plato y contamos 8 unidades nos dimos cuenta lo que teníamos que hacer…

Nos paramos, enfilamos a la ochava, salimos del local y en el vidrio de la puerta pegamos el sticker del huevo-frito, que reconoce al Bar de Cao como un lugar aprobado por el equipo Antigourmet. Se lo merece che.

UN CACHO DE CULTURA

Cuando visites el Bar de Cao, podés tener la suerte de encontrarte al maestro Mariano Dubiansky. El tipo la tiene atada con el bandoneón y anda de gira por los bares notables. Acá te dejamos un video que encontramos en el canal de Youtube de marcelobuba.

POSTRES

Para cerrar la noche, después de la trigésima cuarta copa de sidra, pedimos unos postrecillos. Ellos son:

Queso y dulce: lindos ladrillos que supieron ser alabados por toda la mesa. El queso acusó unos 210 gramos en la balanza antigourmet. Buen peso para competir en las próximas olimpiadas.

Strudel de manzana: el demente de JP le preguntó a Gladys si podía envolver la crema para llevar. Gladys le dijo que no sea tan opa (y tiene razón). Un postre que no solemos pedir y nos gustó mucho.

Flan mixto: viene en una copita y tiene un tamaño escueto. Acostumbrados a las barbaridades que solemos comer nos pareció una cosita tiernita, pero igual lo hicimos fleco. Zafa.

Ensalada de frutas: no sabemos quién la pidió y no nos hacemos cargo de esta cosa inexplicable. Para nosotros solamente se come en Navidad y después del brindis de fin de año (tirándole Rocklets encima). ¿Desde cuando la fruta pasó a ser tan importante? Ni los hijos de los cavernícolas la pedirían en un bar.

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CONCLUSIÓN

El Bar de Cao cumple 100 años y 100 años es un montón de tiempo. Hay que conocer y disfrutar de este bar emblemático de la ciudad porque, como dijimos, es un viaje directo a la época donde tu abuelo era un pibe de veintipico pirulos.

Podés ir a tomarte un cafecito, tener una reunión con algún cliente, encontrarte con un amigo, ponerte a escribir una reseña, escuchar como Mariano descose el bandoneón, almorzar en la hora libre del laburo, juntarte con amigos a tomar la mágica sidra artesenal o tener una cita con esa personita que te mueve la estantería (la tuya, porque las del bar no se mueven ni locas).

Tiene una carta gigante para todos los gustos y te atienden buenos mozos. Gladys es una genia total y adora lo que hace. Si vas decile que le mandamos un beso.

Durante todo el 2015, la Metti y su equipete, van a llevar a cabo una linda movida cultural para festejar el cumple del Bar de Cao. Así que pará las antenas para no perderte las propuestas que están preparando. Nosotros en el Facebook vamos a avisar ni bien podamos y seguramente nos encontraremos en la esquina de Independencia y Matheu para festejar los 100 años de este querido bar notable.

¡Salud!

…y cuando todos pensaban que la reseña habia terminado…

MÁS INFO (CASI PERTINENTE Y EXTREMADAMENTE SUCUNDÉLICA)

1. SOFOVICH NO SABÍA LA RESPUESTA

Si tengo 5032 manzanas y me como 4869… ¿Cuántas manzanas tiene San Cristóbal?

El Bar de Cao queda en el pequeño Barrio de San Cristóbal, que si no es el más chico de Capital pasa raspando. Va desde Entre Ríos hasta Sanchez de Loria y desde Independencia hasta Juan de Garay. Se calcula que son unas 250 hectáreas y tiene solamente las manzanas que obtuviste de la resta (esperamos que la hayas hecho sin calculadora porque si no estás al horno).

2. HISTORIAS SANCRISTOBALENSES

Hay un par de historias interesantes en este barrio, más que nada para saber a dónde estás yendo. No vaya a ser cosa que algún crítico-gordo-pedante-gourmet nos tome por incultos. Anotá.

En la primera semana de enero, en 1919, los trabajadores de la metalúrgica Vasena estaban de huelga. Protestaban por reducción de la jornada y más sueldo. La cosa llevaba varios días y se empezó a sumar la gente del barrio y sus negocios. ¿Cómo terminó la historia? La policía se enfrentó con los trabajadores y se pudrió todo. La cifra de muertos ronda los 1.000 y hubo más de 4.000 heridos. Se la conoce como la «Semana Trágica» y es considerada como una de las primeras manifestaciones de las luchas obreras en la Argentina.

También en San Cristóbal, más precisamente en la esquina de San Juan y Entre Ríos fue donde secuestraron a Rodolfo Walsh en marzo del 77, después de enviar la «Carta abierta de un escritor a la Junta Militar».

Un barrio con historias fuertes. Pero antes de terminar esta hermosa reseña, hay algo que nos dejó intrigados y queremos compartirlo con todos los antigourmeteros y antigourmeteras que llegaron leyendo hasta acá.

3. EL BAR DE CAO… ¿ES EL BAR DE KAOS?

En 1965 salió a la luz una de las mejores series de humor en la historia. Estelarizada por Maxwell Smart y su fiel compañera, la 99. Hablamos, claro está, del Superagente 86. Como absolutamente todos sabemos, el 86 formaba parte de una agencia de espías yankie, llamada Control, que estaba enfrentada contra la agencia de espionaje rusa, llamada Kaos.

Tenemos varias preguntas al respecto:

a. ¿Qué probabilidades hay de que este bar haya sido la base de operaciones de Kaos?

b. Si pedimos una picada y hay mucho ruido en el salón, ¿podemos solicitar el Cono del Silencio?

c. ¿Por qué estamos poniendo esto al final de la reseña?

Muchas preguntas y pocas respuestas. Seguiremos investigando, pero mientras tanto les dejamos un video que, en una de esas, puede ofrecer algo de luz al respecto. ¡Salud nuevamente!

PD: el video no tiene absolutamente ninguna relación con la reseña, por lo tanto… eso.