Ya veíamos la Torre desde acá, pero entramos a hacer una base porque veníamos famélicos. Pedimos berberechos, mejillones, albóndigas rellenas con queso y raxo con queso azul y ajo.

Mientras comíamos, una señora se acercó y directamente sacó al Tibu del carrito para mimarlo un poco.

Es que tengo dos niños muy crecidos y no me dan bolilla, tiró la doña.

Ta’ bien, dejanos 5 euros y te dejamos al Tibu un par de horas. El pibe es super sociable.