JUEVES, FERIADO.
Para esta salida, el equipo Antigourmet, estaba con los ánimos elevadísimos y un optimismo indescriptible. ¿Por qué? Porque el jueves caía feriado.
Es un dato sumamente importante porque nosotros salimos todos los miércoles a testear los bodegones y, generalmente, al otro día, somos un estropajo viviente. Como cualquier ser humano común y corriente, los jueves hay que levantarse temprano para ir a trabajar y estamos destrozados.
Ni bien suena el despertador, uno comienza a sentir la presión de todo lo que se manducó/bebió la noche anterior. Cualquier ruido es ensordecedor, la luz que entra por la ventana daña las retinas, el piso se mueve como en este video de Jamiroquai y si comiste mucho ajo la habitación se tranformó en un bunker antivampiros (y anti-posibilidad-de-coito también).
DIÁLOGOS CON NUESTRAS CONCIENCIAS.
Son esos momentos, normalmente frente al espejo, mientras uno se lava los dientes y observa lo deteriorado que está, es donde surgen conversaciones con nuestra conciencia. Todas estas charlas son monitoreadas y grabadas en cassette por la OCCCA (Oficina de Conversaciones Con la Conciencia del Antigourmet).
A continuación, algunas de las desgrabaciones:
FACU: ¿Quién carajo me manda a comer el tercer plato de paella?
CONCIENCIA: Vos lo pediste. No te hagas el pelotudo, tenés 36 años.
FACU: Yo no lo pedí.
CONCIENCIA: Cito, textual: «No podemos dejar eso, somos el Antigourmet».
FACU: Mmmm no sé. Creo que no fui yo.
CONCIENCIA: Tenés las fotos en el celular.
FACU: mmmmmm no sé che.
CONCIENCIA: Después no te quejes que te duelen las rodillas en el basquet.
FACU: No me importa. Voy a volver a pedir un tercer plato de paella.
CONCIENCIA: Te das cuenta que fuiste vos!!!
FACU: mmmmm no sé che.JP: Para mí que me cayó mal el maní.
CONCIENCIA: Gstaad queda en Suiza.
JP: No hay que comer maní antes de la tortilla babé.
CONCIENCIA: Unamuno tiene los mejores prólogos del mundo.
JP: estamos hablando del maní y las tortillas.
CONCIENCIA: vos estarás hablando de eso, yo estoy constelando.ROMÁN: Facundo y su brindis con lemoncello. Se me parte la cabeza.
CONCIENCIA: Y los 4 vasos de vino que te tomaste antes?
ROMÁN: Buen punto.
CONCIENCIA: Gracias.
ROMÁN: Hay algún plan hoy?
CONCIENCIA: Por supuesto.MATÍAS: Tengo que aprender a decir NO.
CONCIENCIA: ¿Querés quedarte durmiendo y no ir a trabajar?
MATÍAS: Sí.
CONCIENCIA: Bueno.MARTÍN: Hoy voy a comer livianito.
CONCIENCIA: Siempre decís lo mismo y después te comés un caniche toy.
MARTÍN: Hoy empiezo la dieta, tengo que bajar 10 kilos.
CONCIENCIA: No te cree nadie Martín. Pedite una milanga en El Tábano.
MARTÍN: Vos decís?
CONCIENCIA: Y que sea a caballo.
MARTÍN: Seeeeeeeee!
Como se puede inferir, nuestras conciencias están bastante resignadas. Especialmente porque saben que lo nuestro es un laburo necesario para la supervivencia del morfi honesto en un mundo cada vez más gourmetizado. Digamos que la defensa a ultranza de nuestros valores hace que nuestras conciencias nos banquen (por ahora).
Lo lindo de los jueves feriados, es que no hace falta hablar con ellas. Además la OCCCA se toma el día, así que nadie podría grabar los cassettes.
Un jueves feriado nos da vía libre para darle con todo al diente. Y ya se sabe lo que pasa cuando el Antigourmet tiene vía libre.
UN TIPO MÁS COLGADO QUE NOSOTROS.
El equipo Antigourmet ya tenía decidido qué bodegón visitar: El Café de García. Un lugar ilustre dentro de la gastronomía porteña. Como siempre, el encargado de hacer la reserva es Román, RRPPAA (Relacionista Público Alimenticio) del Antigourmet.
Agarra el celular y llama al 4501-5912. Del otro lado de la línea lo atiende Hugo, el dueño del lugar. Le cuenta que queremos una reserva para 7 personas y que teníamos ganas de entrarle a la picada que tanta fama tiene.
Perfecto, ¿cuando quieren venir? – interroga Hugo.
Mañana, miércoles. – le dice Román.
Ahhhhh, no no no, la picada solamente la hacemos de jueves a domingos, y algunos feriados.
Pero el jueves es feriado. – lo apura el RRPPAA.
¿Cómo que el jueves es feriado?
Y sí Hugo, es feriado de acá a la China.
Ahhhh bueno… ¡pero cómo nadie me avisa que el jueves es feriado cheeeee!
Lo dice levantando la voz y parece que el comentario va dirigido a cualquier empleado del Café que quiera escucharlo; nos dice que con esta nueva información puede hacer la picada especial mañana y que vayamos tranquilos.
De todos modos a nosotros ya nos conmovió la colgadez temporal del tipo. Y así como quién no quiere la cosa, encontramos una excusa para visitar el hermoso barrio de Devoto.
DOS INCORPORACIONES
Además de nosotros 5, sumamos 2 especímenes a nuestra mesa.
El Sr. Gonzalo DeVita, abogado y artista del grafito, que se la pasó dibujando toda la noche y nos regaló unos croquis asombrosos. Y al representante del barrio Villa Belgrano de Junín, el Ingeniero Nuclear Mauro Carrú, que esta vez no vino en ojotas y traje de baño como cuando lo llevamos a el Bar de Cao.
Con el arribo de los 7, empezamos la reseña.
LA ESQUINA DE SANABRIA Y VARELA
Dejamos el auto sobre calle Sanabria, pero andá tranquilísimo porque no hay mayores inconvenientes para estacionar. Una vez que bajes las patas del vehículo, ya te tenés que poner en Modo Bodegonero/a Observador, porque la verdad es que se te van a cansar los ojos.
Antes de entrar, te podés maravillar un ratito con la esquina del Café de García.
La interección de José Pedro Varela y Sanabria es un ícono de nuestro patrimonio cultural.
Antes de entrar al café te predispone, como bien dijo el Dr. Pait, a volver un montón de años en el tiempo. Los árboles, las macetas colgando en el paseo de Metodio y Carolina (que son los padres del dueño original del Café), la tranquilidad del barrio, el cartel de 7Up y la excelentemente conservada fachada, que termina en balaustrada.
También hay un buzón. Rojo. Hierro. Cojudo. Un buzón de esos, que se bancan el paso de los años.
Datazo: si sos fana de los buzones tenés que entrar acá (bueno che, si hay fanáticos de Lali Espósito y Paula Chavez, tranquilamente puede estar lleno de fanáticos de los buzones; y nosotros los bancamos).
JP sacó un montón de fotos copadas y cuando nos dijo: «¡Listo!», entramos nomás.
EL SALÓN PRINCIPAL
Entrás y te enamorás.
Es un salón impecable, con 3 mesas de billar (cada una con su calefacción en las bandas para mantener la temperatura y que el rebote sea siempre el mismo). Hay lockers para que los jugadores asiduos guarden sus tacos. Algunos de estos lockers fueron pasando de generación en generación. Y si bien el billar está medio flojo de jugadores, en lugares como Café de García o los 36 Billares, se conserva la pasión.
Siempre hay algún maestro jugando, haciendo miles de carambolas, estudiando un libro de física, pasando días enteros de práctica para que salga algún truquito y asombrando a los billarvidentes.
Todas las luces cuentan con su correspondiente foco en condiciones, y eso que son un montón. Normalmente en los lugares que frecuentamos falta algún foco, o a veces falta la lámpara o directamente hay un agujero en el techo. Este no es el caso, y como en una especie de milagro de la electricidad: todo funciona.
Miren che, salieron en el New York Times – exclama JP en un inglés tan perfecto que te dan ganas de pegarle.
Todos nos asomamos al artículo que está enmarcado en una de las paredes laterales. Y sí, evidentemente, hay una nota en el NYT sobre este lugar. Pero además, hay algunas otras cositas.
Fotos de un montón de personajes que pasaron por el lugar: Gardel, Grandinetti, Soledad Villamil, Daddy Brieva, Mariano Mores, Adolfo Cambiasso y un montón de billaristas, por nombrar algunos nomás. También hay una camiseta autografiada del Diego. Está colocada en su lugar justo. Parece como que ese espacio del café necesitaba de un objeto de tales dimensiones.
Después de chusmear un poco, nos acercamos al mostrador para avisar que teníamos una reserva. Hugo, el dueño, preguntó quién era Román, y primero que nada le agradeció por avivarlo del feriado. Después, nos dijo que nuestra mesa la tenía reservada en el anexo. Así que para allá fuimos.
DISNEY PARA PROVINCIANOS
Para los que no somos oriundos de Capital Federal, es muy importante la visita de los parientes. Con las enormes distancias que hay en nuestro querido país, a veces se complica viajar (ya sea por tiempo, laburo o guita). Es por eso que cuando algún familiar nos avisa que viene, uno siempre los quiere llevar a un lugar copado y sorprenderlos.
Bueno, si tus viejos son chapados a la antigua, añoran los viejos tiempos, vienen de visita y querés que se sientan en Disney… llevalos al Café de García. Les va a gustar más que el Cirque du Soleil.
No hay forma de hacer un inventario de todo lo que hay en las paredes y que entre en una reseña. Acá vamos a hacer un intento, tratando de no aburrir, de las cosas que nos llamaron más la atención. Pero que quede claro… hay mucho, pero mucho más.
MUSEO GARCÍA – EXPOSICIÓN PERMANENTE
Piso de baldosones color oscuro. Del zócalo para arriba hay cerámica, madera terciada y pared. Las mesas son cuadradas y las sillas son de madera, bien de bar, pero con un almohadoncito arriba.
Después el delirio se divide en sectores, como cualquier museo grandote.
Sector «Vos poné eso ahí que queda bien»
Claqueta de cine, tarros de cerámica y de vidrio. Hay unas tasas gigantes de lata donde, calculamos, toma agua Godzilla. Decantadores varios. Te sentás a comer y tenés al lado un mortero, arriba de una mesa de trabajo de carpintero ¡con prensa y todo!
También se puede encontrar una cocina económica con su serpentina, que vaya uno a saber la cantidad de morfi que generó en sus buenas épocas. Un barrilde madera, teteras enlozadas que volverían loca a la Abuela Lita y todo coronado con un bruto parlante. ¡Arte!
Un tamizador de harina y un coso pal’ puré (con un sistema de pelotitas copadísimo), cuchillos, pingüinos, un reloj de péndulo, botas y 1000 paneras. Una alta araña, calentadores, sifones, más cuchillos y un calefón de acero.
Sector «Capitán, veo un iceberg»
Una maravillosa Singer, una registradora, una máquina de escribir Remmington y lo que no puede faltar en ningún bodegón que se precie de tal… ¡UN FAROL DE FRAGATA!
¿Cómo carajo llegó un farol de fragata a la pared? – tiró el Dr. Pait.
Y tenemos una pregunta más… ¿Alguien le avisó al capitán de la fragata que se quedó sin farol?
Sector «De verdad colgaste esto?»
Hay 3 mandíbulas colgadas (no sabemos si son de animales o comensales).
Pa’ mí son de tiburón. – nos avisa Oscar, uno de los mozos, pelando un Master en Mandíbulas de Tiburones.
Sector «Te entra por un oído y te sale por el otro»
Hay unos cuantos instrumentos de viento que no tenemos idea qué son. Una gaita que evidencia bastante uso, un violín, un acordeón. Según JP, podría llegar a haber un laud. También encontramos un bandoneón, una fonola y un montón de radios (6 estilos, entre ellas una Spika). Y como no podía ser de otra manera: una muñeca bailarina de flamenco (?).
Sector «Ya fue, vamos a buscar azulejos»
Hay un par de azulejos que pertenecían al baño del Sr. Antonio Devoto. En la mesa especulamos con un montón de posibilidades acerca de cómo llegaron los mismos a la pared del café y entre miles de opciones salió elegida la siguiente escena:
El señor Devoto se está pegando un baño polaco después de ir a jugar un partido de bochas con algunos amigos. Se escucha el picaporte de la casa y a los 30 segundos dos personas de origen masculino, corren la cortina (que tiene el diseño de la tabla periódica), ingresan a su ducha, le piden permiso de forma amable y haciendo uso de la combinación cincel/martillo le sustraen 2 azulejos. Abren una bolsa, guardan los azulejos, dan las gracias al dueño y se retiran al grito de: «metele más jabón al sobaco que está durísimo el asunto».
Sector «No dejemos nada sin colgar»
Inflador de bronce, duchadores pa’ refrescarse los días calurosos, un ciervo, una garlopa (que sirve para alisar madera), una prensa de papel y un sostenedor de adoquín. García lo mandó a pulir y ahí lo tenés, al adoquín flotando sobre la cabeza de un comensal. Eso es comer bajo presión.
Sector «Si hay una invasión zombie estamos preparados»
Pinzas, tenazas, compases, mazas, escopeta doble caño, sables, rifles, bayonetas, revólveres, pistolas y carcas, balas de cañón y cascos de guerra. Si un día hay que hacer una revolución, el arsenal es el Café de García.
Y hay mucho más…
Podemos seguir y seguir y seguir y seguir enumerando cosas. Para que vean que no mentimos: hay una mayólica pintada a mano, de 1900, de origen belga, extraída de la antigua cripta de la Basílica de Luján. Y «extraída» puede interpretarse como que los muchachos que entraron al baño del Sr. Devoto siguieron la recorrida. Vaya uno a saber…
La verdad que mientras uno come, cada elemento del anexo te conecta con algo. Un recuerdo, una película, una canción, una charla, un abuelo. Entre bocado y bocado vas a tener tiempo para contar miles de historias y eso es lo que a nosotros nos gusta. Para eso queremos recuperar la sobremesa y salir a comer sin apuros. Hay muchísima historia en las paredes del Café, seguro que si un día te pegás una vuelta, vas a poder sumar las tuyas.
PICADA ESPECIAL
Pero claro, en esta web se habla de morfi. Así que nos vamos a poner las pilas con nuestra especialidad y lo que en verdad vinimos a hacer: COMER.
La picada especial se compone de 13 pasos. Ya que los gourmets se la dan de sofisticados y siempre te hacen 3 o 5, acá te meten 13 para no ser pijoteros y como para seguir dejando en claro que los chefs no inventaron nada.
En cada uno de estos pasos te van a traer en base a la cantidad de personas. Por ej.: si son 6 comensales van a aparecer 6 berenjenas, 6 empanaditas y 6 strudel de verdura. Así que tenés que estar bien atento porque suelen suscitarse quilombos, y podés ver cómo una familia amorosa se termina cagando a trompadas por una pieza de morrón asado mal distribuido. ¡Los 5 sentidos en la mesa!
Acá van los platos que nos tocaron a nosotros:
PASO 1: Cositos de roquefort, 2 platitos de queso (con mucha pimienta y aceite) y papas fritas.
Vamos a detenernos acá un segundo para hablar de las papas fritas. Durante toda la noche te van a ir reponiendo las canastas. ¡Son es-pec-ta-cu-la-res! Después de nuestra visita a Café de García llegamos a la siguiente conclusión:
Toda comida y/o bebida es mucho mejor si se acompaña con papas fritas. No importa si te estás tomando un té con leche o comiendo un costillar. Las papas fritas mejoran todo.
PASO 2: Aceitunas rellenas con morrón y envueltas (o envolvidas) con una anchoa, porotos con perejil, aceitunas negras y pickles.
PASO 3: Berenjenas al escabeche, vitel toné (con huevo y alcaparras), pionono primavera y morrones asados con aceite. El pionono y el morrón eran un 10. Mirá que para que nos sorprenda un morrón… tiene que tener algo muy copado.
PASO 4: Strudel de verdura con azúcar y más papas fritas. Plato que jamás en la vida se nos hubiese ocurrido pedir y la verdad que nos sorprendió. Hay que probarlo.
PASO 5: Albóndigas (muy bien condimentadas) y empanadas de carne.
EL MOZO VS EL INGENIERO
Mauro Carrú es ingeniero y labura con reactores nucleares.
Le pidió a nuestro mozo que le traiga otro sifón porque «este no anda». Oscar lo agarró, lo agitó con fuerza y le sacudió 3 sustos de soda en el vaso con vino del ingeniero. El día que explote una central nuclear en Argentina… todos los que hayamos leído esta reseña vamos a saber quién es el culpable.
Además, Oscar aumentó su apuesta y sacó de la galera una jarra épica. Acá la pueden ver en la foto. Se pone el líquido y tiene un compartimiento especial, separado, a donde se pone el hielo para mantener el frío.
Una verdadera maravilla, exclamó Mauro.
Y terminaron abrazados.
SEGUIMOS CON LA PICADA
PASO 6: Salchichas con barbacoa (¡con lo buenas que estaban el dueño debería poner una panchería ya mismo!) y cazuelitas de calamar.
PASO 7: Más papas fritas. Llegaron 2 canastas llenas. No nos avisaron si eran para acompañar el plato que seguía, así que por las dudas… las liquidamos al toque. No vaya a ser cosa que piensen que andamos despreciando a nuestras queridas papas fritas.
PASO 8: croquetas de verdura, buñuelos de pescado y empanadas circulares que tenían un relleno de verduras, que no supimos descubrir, pero estaban re contra aplaudibles.
PASO 9 – LLEGÓ LA PICADA: Recién en este momento es cuando uno se acuerda que venía a comer una picada. Aparecen platitos y compoteras con un montón de productos. Los ingredientes son: mortadela, chorizo colorado, salame picado grueso, lomito, leber, jamón crudo, jamón cocido y matambre. Hay que decir que la calidad es buenísima; especialmente del jamón crudo y el lomito.
PASO 10: Gatuzo al escabeche. JP dijo que para él era un cazón, pero lo dijo cuando ya habíamos destrozado el plato. Muy rico pescado y condimento. Es algo que normalmente no lo comés en ningún lado y aunque ya estábamos pa’troilo de tanto morfi, nos gustó mucho.
PASO 11 – Postres: Hay muchos para elegir. Nosotros, haciendo gala de nuestra digestión, pedimos… helado de limón con champú, flan mixto, profiteroles, peras a la borgoña, bombón escocés y charlotte (que cuando el mozo te tira el chocolate y solamente pensás en abrazarlo).
PASO 12: Champú y más cositas por si alguno tiene hambre todavía (galletitas Ópera, budín y almendras).
PASO 13: Café para todos.
VECINOS DE MESA
Entre el paso 10 y 11, hubo una brecha temporal mientras se preparaban los postres. Momento que fue aprovechado por JP y Matías para salir a recorrer el lugar. Así fue como en el salón principal conocieron a Diego y su familia. Ellos van al café desde hace años y nos contaron un par de cosas copadas.
Lo mejor del lugar son los mozos. – nos dice el hombre.
Y su mujer aporta:
Cuando nos conocimos yo tenía 30 años y quedamos en encontrarnos acá. El mozo me vió sola y nerviosa mientras lo esperaba, entonces me dijo si le podía mostrar el DNI. Le pregunté por qué y me dijo que para él era menor de edad. Me sacó una sonrisa y le pedí un café. Desde ese día, cada vez que vuelvo, siempre me pide el DNI.
Se ríen mientras recuerdan, pero se olvidan de sus dos hijos, que están dinamitando la mesa mientras conversamos. Los fideos con albóndigas se esfuman y la milanga napolitana queda en peligro de extinción. El mozo se acerca y los pibes ya marchan los postres. Futuros Antigourmet.
Diego es un experto en el tema morfi. Nos recomienda 5 lugares en un par de minutos: Roma, Il Vero Mangiare, El Gran Castel, El Progreso, El Fortín. Así es como vamos conociendo lugares y expandiendo el territorio de las salidas. Matías anota todo, incluyendo los postres que pidieron los pibes.
Llega la ollita para tirarle el chocolate al charlotte y nuestros enviados se despiden para dejarlos terminar la noche en familia. Cuando JP y Matías regresan a la mesa… no hay más postres (volver al paso 11 para darse cuenta de la injusticia). Solamente queda un pedazo de pera al borgoña flotando en lo que antes era un helado. JP putea y Matías hace percha el cachito de pera.
EL EQUIPO DE GARCÍA
Hugo, es el dueño del lugar, y una de las personas más sencillas que conocimos en nuestras recorridas bodegoneras. Se copó contándonos historias y para que se den una idea del amor que tiene por el lugar… el anexo donde nosotros comimos era la habitación donde él dormía cuando era pibe.
Así que nos podemos dar una idea lo que significa para él, su Café de García.
Junto con Hugo… Oscar, Juan, Ariel, José y un Ariel más, son los que hacen que Café de García funcione como funciona. Seguro que nos estamos olvidando de alguien, pero lo importante es que laburan como equipo.
No hay roles específicos. Se hace lo que haga falta – nos cuenta Hugo.
Todos ayudan en lo que hace falta. Lavar el baño, dejar el billar impecable, servir una mesa o encolar una silla (porque tiene un tallercito en fondo y todo lo arreglan ellos). No importa la tarea, se hace en equipo. Incluso las propinas se dividen entre todos. El bachero se lleva lo mismo que el mozo.
Y no parece que sean solo palabras, porque también se habla con las acciones. A las 0:35, cuando en el lugar quedábamos solamente nosotros, Oscar (un correntino que lleva 17 años acá) se puso a limpiar los billares, pasarle una especie de lustrabillar y taparlos con una sabanita. Por primera vez, este equipo pudo ver cómo los billares se van a hacer noni.
Y obviamente, esto nos dio sueño y seguimos sus pasos. Nos despedimos de todos, agradecidos por la atención, el tiempo y las historias, y con la promesa de volver para seguir encontrando objetos raros en las paredes.
CONCLUSIÓN
Si querés ir a comer algo a una de las esquinas más lindas de Buenos Aires, tenés que ir al Café de García. El lugar es hermoso ya sea que te sientes en el paseo, en el salón principal o en el anexo. Si sos fanático de los objetos viejos, te recomendamos el anexo.
La picada especial no se despacha todos los días, así que si tenés ganas de probarla, te conviene llamar y consultar. No es barata. Nosotros la ubicamos en «Me quiero dar un gustito», pero nadie salió diciendo que estaba disconforme con el precio.
Si no querés gastar tanto, también podés comer platos más económicos de la carta. Hay buenos vinos. Incluso el de la casa que se llama 4º Generación va como trompada.
Los mozos, como nos contó la familia que conocimos, son unos fenómenos. Les gusta su profesión y la respetan. Oscar, además de ser experto en tiburones, es mozo desde los 17 años. Y Juan lleva más de 30 años en el local.
Entonces, si querés una salida distinta, en un barrio precioso, este grupete te recomienda el Café de García. Vas a ver el huevofrito pegado en la puerta, y eso significa que «acá hay comida honesta».
¡Salud!
EXTRA 1: TODOS A COMPRAR ESTO EN EL BONDI
Un viejo habitué del Café les trajo esta maravilla de regalo para que lo cuelguen en el «museo». Es un afilador de hojitas de afeitar. La gente de antes entendía todo.
La marca del afilador es Kriss Kross, que no tienen nada que ver con estos dos pibes que perdieron el bondi.
EXTRA 2: GONZALO Y SUS CROQUIS
Gracias Gonzalo por tomarte el laburazo de comer y dibujar. Se necesita mucho talento para hacer esas dos cosas al mismo tiempo y no salir con hambre después de comer con nosotros.