Un lugar que cumple 66 años y es el orgullo de la familia Marino. Mozos que atienden a la velocidad de la luz, platos con ingredientes de Primera A y un postre montañoso. Volveremos por los buñuelos.

Un lugar tan literal que tenés que tener cuidado con la interpretación de la carta. No la pienses mucho y dejate llevar, te va a sorprender por su simpleza y si no esperás nada raro, te va ir bien. ¡Andá y comé!

Unos fucciles al fierrito amasados adelante tuyo, con una albóndiga grande como una pelota de tenis encima. Un tarro de pickles que si comés uno te explota la garganta y al mismo tiempo, una sucursal de Colombraro. Pasen y conozcan a la Cantina Don Chicho.