PROBLEMAS DE AGENDA

Miércoles, salimos a cenar como casi todos los miércoles desde hace más de dos años y medio. Ah, no, pará! Fuimos el jueves.

¿Qué pasó? Quilombo de agendas.

Era miércoles y Román preguntó en el WhatsApp si se salía. Estas fueron las respuestas:

Estoy volviendo de La Angostura, llego como a las 23, me olvidé de avisar. – dijo Matías y a nadie le sorprendió que ni siquiera avisó del viaje.

No sé. – fue la escueta respuesta del Dr. Pait, y al parecer no sabía, porque no se supo más de él.

Pero como de costumbre, quien se lleva los méritos es Facundo.

Che, estoy complicado para hoy, pero si lo pasamos para mañana voy.

Frente a tal cuadro de situación, decidimos que se posponía la salida del miércoles para el jueves. Imaginen la sorpresa cuando el jueves, el propio Facundo, quien había sido el promotor de la reprogramación, dijo que no podía por un partido de pelota paleta. Ni disculpas pidió. Impresentable.

Como ya habíamos hecho toda la movida, Román se encargó de hacer la reserva, lo sumamos al pasante Gino y partimos hacia el barrio de Monserrat.

INSTITUCIÓN HISTÓRICA

La Asociación Casa de Galicia es una de las más antiguas e importantes de la Argentina, abierta en el año 1933 por, lógicamente, inmigrantes gallegos. Tiene fines culturales, solidarios, sociales y recreativos, y es centro de reunión de inmigrantes y descendientes de inmigrantes de Galicia en particular, y de toda España en general.

Y tiene un restaurante llamado Casa de Galicia que desde sus inicios, ofreció comida a socios y visitantes. Así nos comenzaron a contar la historia Ricardo y Emiliano, familiares y responsables del local.

Pero parece que en los últimos años se había descuidado un poco el tema, así que lo agarraron ellos, que son, obviamente, descendientes de gallegos, y le pusieron el cuerpo al arte de servir esos platos típicos y característicos del norte de España.

Para acceder al restaurante tenés que tomarte un ascensor (o subir dos pisos por la escalera si estás en estado físico, cosa que claramente no sucede en el caso del Anti) y llegás a un lindo salón, amplio, con mesas de madera y sillas acorde, y un balconcito que da a la calle San José donde podés salir a fumarte un pucho o tomar aire si estás demasiado explotado de comida.

Cuando llegamos nos acomodamos en una mesa para cuatro, e hicimos un rápido paneo del lugar, donde había una mesa de una pareja mayor que se clavaron dos platos de filet de merluza que daban envidia, y como les sobró la mitad, se llevaron una bolsa con media porción cada uno; una mesa redonda con un matrimonio y la hija, quienes resultaron ser franceses y querían comer carne (y para eso decidieron ir a un restaurante gallego…); y una mesa larguiiiiiiiiiiisima de festejo de cumpleaños.

LOS PLATOS

Como para arrancar, al toque que nos sentamos, nos trajeron un platito con unos langostinos apanados y una crema increíble. JP, atento, preguntó si eso venía siempre o nos hacían una atención especial. “La gente nos putea después, porque dicen que a ellos no les sirven lo mismo que a nosotros”, explicó.

Ahí nomás, el mozo nos dijo que siempre hay una atención para los comensales, que puede ser eso, o unas berenjenas en escabeche, o cualquier otra cosa que se les ocurra en la cocina. Por las dudas, pedimos que nos traigan también las berenjenas, para certificar que era cierto. Estaban buenísimas.

Ya habíamos entrado en calor, así que pedimos TODAS las recomendaciones del mozo. Los platos son abundantes, y en la carta te detalla sin son para compartir entre 2, 3 o 4 personas. Así que marchamos:

MEDIA TORTILLA A LA ESPAÑOLA: Sí, media, porque nos avisó el mozo que venía muy grande y que con los otros platos quizás era demasiado. Además nos daba la posibilidad de probar más cosas. Muy pero muy buena. Bien babé, con suficiente chorizo, tostadita por fuera. Se llegó a la conclusión que está en el top 5 de las tortillas a la española.

TABLA DE MARISCOS: Dice ser para 4. Nosotros la liquidamos, y nos quedó lugar para más. Te trae cornalitos fritos, rabas, mejillones y langostinos. Todo muy fresco, todo bien preparado. Y abundante. Hay que destacar la salsita al vino blanco que traen los mejillones; chuparse los dedos es una obligación.

MERLUZA A LA GALLEGA: Nos había quedad lugar en el estómago, así que marchamos este plato, también recomendado, también recomendable. Vienen cuatro pedazos de merluza con dos papas hervidas gigantes y un montón de garbanzos, todo bañado por un aceite de oliva y pimentón que son la gloria. Para el gusto de la mesa, la merluza estaba un poquito seca, pero si le metés el juguito, todo mejora.

La verdad que estábamos más que bien, pero el Dr. Pait, que hacía tiempo que no se sumaba a la mesa, dijo que no se sentía lleno. Así que nos pusimos en campaña para llenarlo. No sea cosa que se ofenda y desaparezca otra vez. Así que marchamos unos postres.

NATILLA: Le explicamos a Gino rápidamente que era parecido a un Serenito. Menos cremoso que el que estamos acostumbrados, buen caramelo y le ponen canela.

FLAN MIXTO: Buena porción, una barbaridad de dulce de leche y crema. Poner en la misma cucharada un poco de flan, de dulce y de crema se convirtió en todo un desafío porque la pelea por comerlo fue encarnizada.

BUDÍN DE PAN: No está en la carta, pero cada tanto lo sacan. Y si lo tienen y te lo ofrecen, decí que sí. El mejor de los tres postres, sin duda. Ah, viene con pasas de uva.

Comidos y bebidos, se acercó Ricardo con una botella de orujo que según nos dijo, la prepara la familia de uno de sus socios, en España. Charlamos un rato del lugar, de cuando estuvimos nosotros por Galicia, de pueblos como Ribadeo y nos entraron unas ganas bárbaras de volver a hacer un viaje de esos.

Nos dijo que abren mediodía y noche, que los sábados hay cena y show, y que el menú es el mismo que los demás días.

¿Cuánto sale ir a comer a la Casa de Galicia? Como siempre, depende de cuánto morfes y qué elijas. Hay muchas cazuelas para compartir entre dos y cuatro personas, la porción de pulpo es gigante, la paella es alucinante.

Platos abundantes. Productos son de primera. Comida increíble. Atención impecable. Para nosotros entra en la categoría «Me quiero dar un gustito».

Pero qué pedazo de gustito. Nos fuimos llenos y contentos de haber encontrado otro lugar digno de ser llamado Antigourmet, que continúa con la defensa de esos platos y esos valores que tanto nos enorgullecen.

Salud!