Nos hicimos una escapada para conocer un bodegón que nos habían recomendado un montonazo de veces: «El Antojo».

Fuimos en auto y Román volvió a demostrar que es el peor co-piloto de la historia del automovilismo. Como será que cruzamos unas 4 veces el mismo paso a nivel.

Había que doblar ahí. – te dice el tipo cuando ya vas por la mitad de la oootra cuadra y la única opción sería hacer una coleada, o meter 50 metros de marcha atrás.

Vimos el auto de Facu estacionado en una plaza a 4 cuadras del lugar de destino y dijimos: «mirá donde estacionó este loco». Bueno, después entendimos porqué.

Villa del Parque tiene la mayor densidad de estacionamientos por cuadra de todo Capital Federal. Hay garages de 50 metros de ancho y ni siquiera tenés un lugarcito entre ellos como para meter un Fitito. Estacionamos a 3 cuadras y, caminando, llegamos al Antojo.

UN SALÓN DE LA HOSTIA

Lugar para 180 comensales (si contamos el salón y el patio (techado y calefaccionado)).

Impecablemente pintado, lleno de cuadros muy bien dibujados (Cerati, la negra Sosa, el Diego (o Lalo, no supimos diferenciarlos), Messi, la Madre Teresa y alguno más. El piso es de cerámica tipo damero y hay una parte del salón que tiene las paredes recubiertas de madera. Si lo conocés, es similar a Los Portugueses.

Mesas firmes, con sillas de caño, doble mantel, la iluminación está bárbara, podés hablar sin gritar aunque está lleno de gente y hay varios televisores. JP, siempre polémico, le pidió a un mozo si podía poner un partido de tenis.

Entramos a chusmear las mesas de al lado para ver qué pedían y de repente cayó Christian.

Hola, bienvenidos, mucho gusto. Les dejo el pan.

Buenas noches. Che, está lleno esto.

Sisi, la gente acá viene por el pan. – tiró el dueño del lugar y ya nos sacó la primera sonrisa de la noche.

Pero ojo, tenía algo de razón.

Pan casero, lo hacen ahí, calentito, la miga es impresionante. Un 10 redondo de toda la mesa. Viene con queso untable. Hermoso.

Mientras le dábamos duro al pancito, marchamos las entradas porque vimos que hacía su ingreso el Dr. Pait que venía demorado.

Perdón che, dejé el auto cerca de Barracas. Dijo el exagerado.

A los 10 minutos cayeron los platos. El sistema de El Antojo es así. Te atienden rápido. Si en 20 minutos no tenés el morfi en la mesa, llamá al SAME, porque seguramente le agarró un patatús al cocinero. Son aviones los pibes de la cocina.

ENTRADAS

RABAS: un plato llenísimo de rabas, muy ricas, le metimos limón a morir y desaparecieron en poco tiempo. Después de comerlas, nos presentaron a Roberto Carlos, el encargado de las papas y las rabas. Tiene como 5.000 años en gastronomía y es una topadora de laburo. Soy de esos tipos que ahora no se consiguen, nos dijo, y algo de razón tiene.

MUZZARELITAS: Las muzzarelitas venían con tomate y albahaca. Una para cada uno. Y mientras comíamos, Christian se sentó a charlar un rato.

Y qué bueno que se sentó, porque su historia es una de esas que nos gustan contar y difundir. El dueño del Antojo es… como decirlo…

Viste esos tipos que apenas los conocés ya sabés que te va a caer bien… bueno, así es este oriundo de Paraguarí, que se vino en el 98 para Argentina a laburar y estuvo siempre en el rubro gastronómico.

En 2002 el ex-dueño del Antojo decidió dejar el negocio y le dijo «no sé porqué pero te lo voy a dar a vos».

Los primeros 2 años fueron durísimos. Por la noche, dormía en el piso del local. Y como un ejemplo de lo complicado del arranque… cuando le pedían una gaseosa se iba hasta el kiosco y la pedía fiado. Cuando el comensal terminaba de comer y pagaba, saldaba su deuda.

Pero a base de buen morfi, buenos precios, atención rápida, buenos mozos y muchas, pero muchas, horas de laburo, se fue corriendo la voz. Hoy está lleno todos los días y sus milanesas ya son míticas dentro del recorrido Antigourmetero.

Mientras nos contaba miles de anécdotas (muchas de borrachos), llegaron los platos…

PRINCIPALES

MOLLEJAS AL VERDEO: las mejores mollejas que probamos desde que empezamos a recorrer bodegones. La salsita que le tiran arriba vale oro. Espesa como para ponchar el pan tres horas seguidas. Facu, que es bastante rompebolas con la carne, dijo: «Esto, así, ves, así es». Dejando clarísima su postura sobre el plato.

MILA DE LA CASA: El Antojo es archiconocido por sus milanesas. Hay una variedad impresionante. Pero nosotros pedimos la de la casa que viene con muzza, panceta, tomate, cebolla y papas rejilla. La carne es de primera, la panceta es de primera, el tomate es de primera, la cebolla es de primera, las papas son de primera, el mozo es de primera, Sarmiento de Junín es de primera, y así podríamos seguir todo el día… Evidentemente, las milangas son el fuerte de El Antojo.

BIFE SANJUANINO: no vamos a poner nada. Vaya y pídalo. (hasta JP dijo que estaba re contra mil bueno).

Estábamos hasta la médula de morfi, cuando vimos pasar una mila con una pinta impresionante rumbo al fondo del salón.

Qué es eso? – preguntó Facu.

Una mila con muzza, cebolla caramelizada y champiñones.

Marchala.

Así fue como volvió al ruedo el famoso «PLATO DE LA PAVADA». Que hacía meses que no aparecía. El plato de la pavada es, para nosotros, ese plato que no hay que pedir, porque al otro día no te vas a poder mover. Bueno… llegó y la destrozamos.

Podés hibernar un mes entero.

Seguíamos de sobremesa cuando escuchamos lo siguiente:

Qué lindo que es flayinmidou – dijo JP.

Lo miramos y el tipo estaba tirado, con las manos cruzadas atrás de la nuca, las piernas estiradas y mirando el ingreso de Del Potro al estadio…

Es el nombre del parque donde se juega el US Open – nos explicó, utilizando un tono gourmet.

Por supuesto que lo ignoramos, porque odiamos cuando dice cosas en inglés y nadie entiende de qué carajo está hablando. Y ahí nomás marchamos los postres.

POSTRES

STRUDEL DE MANZANA CON HELADO, CHISCAIK CON COSITAS ROJAS Y LA COPA ANTOJO (helado, dulce de leche, crema, nueces y obleas).

Este reseñador no puede hablar mucho de los postres porque justo lo llamaron para hacer una nota de radio sobre el proyecto Antigourmet y cuando volvió a la mesa… no había nada. Así que después de increpar un poco al resto de la banda, se calmó y consiguió anotar los nombres por lo menos.

Seguimos de sobremesa con Christian hasta que todo el mundo se fue. Siempre está bueno conocer a las personas detrás del morfi, porque ahí te das cuenta porqué el lugar funciona como funciona.

Cuando nos dimos cuenta, el salón estaba así…

CONCLUSIÓN

De las mejores milanesas que podés encontrar en todo Capital Federal. Una variedad infernal y con muy buena mercadería puesta arriba.

Comida muy sabrosa (no le agregamos sal a ningún plato).

La atención es impecable y es un ambiente para todas las variantes del antigourmetismo: familias, parejas, amigos y solos.

A darse una vuelta por El Antojo de Villa del Parque, y si lo hacen, le mandan un saludo a Juan (el mozo cabeceador) y a Tito (el cocinero esponja) que nos han hecho reír una hora entera.

El Antojo está 100% recomendado por el equipo Antigourmet. Muchas gracias a todos por la hermosa noche que nos regalaron.

Volveremo, volveremo!

Salud!

DATOS IMPORTANTES

  1. Nosotros comemos como animalitos, pero decretamos que los platos son individuales. O sea… si compartís capaz está bien, pero la verdad que las mollejas dan para hacerse el boludo y liquidarlas solo. Lo mismo las milas, salvo que te pidas la Mila Antigourmet que viene con 6 gustos distintos y 6 huevofritos arriba. EL CIELO!
  2. Hay gaseosa grande. Gran forma de ahorro para las familias y sus críos.
  3. En breve nos vamos de Anti-Tour a Paraguarí con Christian. Nos contó de lugares surrealistas que no podemos dejar de conocer.