EL COCILÓN DEL CLÚ, UN BODEGÓN MUY JP

Conesa y Virrey Arredondo, Colegiales

El martes cumplió años JP y a Román se le ocurrió hacerle un regalo muy particular: «Elegí vos el lugar» – le dijo, confiando en que el tratamiento para las recaídas hubiese funcionado bien.

Bueno, lo que vivimos anoche fue un avance astronómico, si lo comparamos con el lugar asquerosamente cheto al que nos hubiese llevado JP hace 3 años atrás.

El tipo sorprendió desde el minuto 0 con la ubicación del bodegón. Martín, nuestro GPS humano, afirmaba y recontra afirmaba que en ese lugar no había nada para comer. JP pidió un poquito de fe y nos citó a las 21:30 en esa esquina de Colegiales.

Afirmativo. Había algo.

El Cocilón del Clú es un lugar tremendamente lindo.

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Apto primera cita con altísimas probabilidades de coito (nótese que para un bodegonero no es muy frecuente encontrarse con lugares así; es más… es el primero en esta categoría; es más… la categoría la creamos exclusivamente para El Cocilón).

Nos sentamos y al toque apareció Camilo. Un mozo copado, chapado a la moderna, que nos empezó a recomendar entradas y vinos. El tipo resultó ser chileno y le echó en cara a Facundo la obtención de la Copa América; peligró la cena en ese momento, porque el demente quería romper el establecimiento con el matafuegos del auto. Logramos controlarlo. De pedo, pero lo logramos.

Ahí marchamos las entradas.

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MORRÓN ASADO AL HUEVO CON PARMESANO

Genial descubrimiento para los amantes del morrón. Uno piensa que como es asado te van a traer una mitad rellena. Bueno, no. Los muchachos del Cocilón le hacen un tajito, quirúrgico, como para sacarte un ligamento de la rodilla, y por ahí le meten huevo, cebolla de verdeo y un montón de queso. Hermosa entrada.

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PAPAS RELLENAS CON MOLLEJAS

¡Apa la papa! Acá empezamos a tomarle la mano al lugar. Está re lindo puesto, te pasan una música media careta, pero también te pueden sacudir una papa llena de mollejas. A Martín le pareció que, paradójicamente, le faltó papa porque estaba muy ahuecada. Pero lo vimos masticar como un enfermo.

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BUÑUELOS DE ARROZ Y BUÑUELOS DE ACELGA

En la carta decía Croq*^%-, pero ni en pedo vamos a nombrarlos de esta manera, con lo lindo que suena cuando decimos: alcanzame un buñuelo, viejita linda.

3 unidades de cada uno. Grandotes. Hechos en el momento. Cosa que exigimos desde nuestra visita a Il Vero Mangiare, cuando Magliocco nos dijo: «si no te los hacen en el momento, devolvelos».

A los de arroz lo tenés que hacer bajar haciendo palanca con una barreta. Pero está bueno para darle pelea y que la dentadura entienda que va a ser una noche competitiva.

Y después de este buen arranque, marchamos unos platos principales recomendados por JP. Y por supuesto… trajeron polémica a la mesa.

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RAVIOLES DE OSOBUCO CON SALSA DE… ATENCIÓN!… SE PUDRE TODO!… MATENNOS!… FINAS HIERBAS!

Sí. Por primera vez en la historia, el mutante de JP nos hizo probar esta salsa pedorra. Nos dijo pavadas como que si la pasta tiene relleno potente hay que complementar con una salsa más liviana.

Le dijimos que se deje de romper las bolas, el tipo se calentó y se originó la siguiente discusión acalorada:

– JP: Es mi cumple, y quiero esa salsa – nos dijo puchereando.

– Facu: Dejate de joder, posta, pedilos con boloñesa.

– Martín: Date cuenta, hasta la salsa rosa te llego, pero con esto te vas a la remismísima bosta.

– Román: Pesto, ponele pesto. Perdió Sarmiento. Perdió River. Y ahora esto. La puta madre que me re mil parió.

– Matías: Boludo! Son ravioles de osobuco. Los tenemos que pedir con la mega salsa Virrey Arredondo, que es como la Príncipe de Nápoles pero con menos huevo porque el virrey era medio afeminado.

– JP: Yo quiero a las finas hierbas. Es mi cumple.

Bueno, después de un rato de indignación, mucho descontento y ante la ceguera sistémica de JP, se decidió unánimemente, irnos del lugar. No, mentira, le dejamos pedir su salsa de pacotilla.

Y viste como es. Después de las que pasamos para que nuestro nene deje de recorrer lugares gourmet, que se pida un osobuco con finas hierbas en su cumple… no podíamos decirle que no.

Ahora bien… si hay que hablar de los ravioles, podemos decir que es un muy buen plato. Buenos ravioles, caseros, con mucho relleno, bien condimentados. Ves el osobuco cuando lo cortás.

Vinieron 16 ravioles y Facu dijo: «Para una mujer está bien; yo no soy mujer».

La verdad es que estaban re mil buenos. Obviamente, le pifiamos con la salsa de acá a Rusia. Estos ravioles con una salsa más contundente la rompen y no es un plato común. Seguimos…

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MILA NAPOLITANA

Lindo tamaño, que cumplía con el sistema del Dr. Pait de medición de milanesas, que se sustena en un único precepto: Si sobresale del plato, está bien. Queso bueno. Salsa rica. Jamón bueno. Mila rica. No es como la de Los Orientales, por supuesto, pero es una buena minuta.

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ENTRAÑA

La especialidad de la casa. Lucas, el dueño, nos dijo que es uno de los platos que más salen. Y está bien que así sea. Muy buena porción; es la entraña entera. Viene con criolla y otro mejunje muy rico. La guarnición es aparte. Marchamos unas papas a la provenzal, que vinieron abundantes y cortadas con hacha. Bien!

Y después… la polémica de la noche…

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RAVIOLONES RELLENOS CON FRUTOS DE MAR CON SALSA DE (Matías se olvidó de anotar)

JP nos dijo: «los tienen que probar, la vez anterior vine y estaban buenísimos». El mozo asintió con la cabeza y nos dijo que JP tenía razón.

Bueno, podemos decirles que tanto el mozo, como JP, estaban equivocados. No porque los raviolones hayan estado malos (todo lo contrario, tienen un sabor de puta madre) sino por la sencilla razón matemática de que eran 6. Sí. 6.

O sea… nosotros somos 5. Y nos mandás un plato con 6 raviolones. ¿Vos querés que nos matemos? ¿Vos querés ver sangre chorreando por las paredes? ¿Vos te pensás que si viene la policía hay forma de sacarnos del establecimiento antes de que matemos a todos los demás comensales? ¿En qué carajo pensaban cuando mandan un plato con 6 raviolones?

Facundo tratando de cortar el raviolón sobrante en 5 partes, en un acto heroico y al mismo tiempo indignante, fue algo que perdurará en nuestros corazones. El tipo lo intentó. Damos fe que lo intentó, pero al darse cuenta que era al pedo… se lo comió.

Loco. Esto va para todos los cocineros del mundo. Para que te tomemos en serio, por lo menos 10 raviolones. O poné 15 para que te tratemos como un par. Menos que eso, complementá el plato con un porción de rabas.

Después de destrozar los platos y estar a punto de marchar un Plato de la Pavada, apareció el dueño, se puso a charlar con nosotros sobre la historia del Cocilón y mientras escuchábamos, marchamos 3 postres.

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ARROZ CON LECHE

La carita de JP no la vamos a olvidar nunca. Sabemos que es un postre preferido y que no hay muchos bodegones que lo tengan en su carta. Así que lo marchó y se lo comió prácticamente solito. Le tiró toda la canela que encontró. Matías trató de cucharearlo y como la canela no estaba mezclada, la aspiró por la napia y casi lo tenemos que internar. Muy rico postre, porque lo hacen con el arroz como si fuese para un rissotto. Va como piña.

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TORTA DE MARACUYÁ y SCRABBLE DE FRUTOS ROJOS

JP seguía debatiéndose entre su pasado y su presente. Así que terminamos la noche con estas dos paparruchadas en lugar de pedirnos una tarantela, un budín de pan o un clásico vigilante. Lo curioso es que no fue nuestro querido miembro en constante recuperación quien los pidió, sino… la dupla central Facu / Martín! Tengan mucho cuidado, parece ser que el síndrome de JP es contagioso.

La torta de maracuyá vaya y pase, porque es una fruta y no pasa nada. Lo que sí podemos decir es que viene con formato de roca. O sea… no la podés cortar. Lucas cagándose de risa, nos dijo que la gente viene y se la lleva a la casa, así se afloja un poco en el camino y cuando llegan está pipícucú. Con eso nos compró.

El otro postre, que no sabemos ni cómo carajo se escribe, es un pérdida de tiempo. Estaba rico, pero no tiene identidad. Es preferible ir a lo seguro, a lo estable, a lo rústico. Un buen flan, por ejemplo.

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CONCLUSIÓN

El Cocilón del Clú está bueno. Es un «bodegón» nuevo, de apenas 3 años de vida, que si logra mantener este nivel de morfi seguramente perdure por un montón de años más.

El lugar tiene mística. La esquina es hermosa, escondida, muy particular. De verdad, si es una primera cita, es un muy buen lugar para testear si la minita se banca una entraña con papas a la provenzal. Tampoco es cuestión de llevarla al extremo de una.

Además, ayer hacía un calor de locos, así que si pela escote, en esta cancha se ven los pingos.

Adentro hay lugar para unas 32 personas. El lugar es chiquito, pero el ambiente es familiero/amiguero.

Lucas es todo un personaje que le mete su personalidad al lugar. Lo vemos como un futuro dueño de bodegón, pero con una onda más modernosa.

Bueno, esa fue nuestra experiencia en El Cocilón del Clú. Transpiramos más de la cuenta, pero nos fuimos contentos del lugar. Seguramente, la próxima vez, nos haremos los boludos y volvamos a ir pero con JP amordazado.

Que lo disfruten mucho.

Salud!

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PD1: LA BIBLIA Y EL CALEFÓN

Arriba de la puerta hay una Remmington al lado de ese aparato de porquería que tira olor cuando menos te lo esperás. Cosas que nos venden por la tele y complican la existencia.

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PD2: EL BARRIO

Péguese una vuelta por Colegiales. Está her-mo-so.