Yo me encargo de las aceitunas que a vos no te gustan, y vos sacame del plato los champignones que son hongos. Así lo liquidamos y todos contentos.

Con esta frase célebre, el Amígdala Mc Martinortonardi, uno de los primeros Antigourmets de la historia, mostraba al mundo el invaluable aporte del Cooperativismo para alcanzar un objetivo común y realizar grandes proezas gastronómicas.

Este mismo espíritu de cooperación fue lo que salvó a una cadena de parrillas de su inminente quiebra. Así que además de morfi, los Antigourmeteros les dejamos una historia de compañerismo y lucha. Para leer, valorar y saborear.

EL TORO POR LAS ASTAS Y LOS CHANCHITOS POR DONDE SE PUEDA

En el 2012, el grupo OJA (Organización Jueputas Anónimos) tenía a su cargo 6 locales: Los Chanchitos, Alé Alé, Mangiata, Don Bataglia, La Soleada (en Belgrano) y La Zaranda (en Villa Urquiza). Los empleados iban rotando por todos los lugares, y gracias a eso, todos se enteraron en paralelo de los rumores de cierre, vaciamiento, quiebra y otras palabras complicadas cuando hay más de 200 empleos en juego.

Un día se desayunaron con que La Zaranda se había cerrado. Así nomás, 40 empleados se quedaron sin laburo.

Fue entonces, cuando la gente de Alé Alé, decidió pedir ayuda a la Cooperativa del Hotel Bauen para ver qué se podía hacer. Con el transcurso de los días se fueron enterando de un montón de cosas. La empresa estaba en convocatoria de acreedores, se debían alquileres, había contratos vencidos, deudas enormes a proveedores, aguinaldos sin pagar, los dueños habían desaparecido y nadie les daba una respuesta.

A principios de enero de 2013, comenzó la auto-gestión en Alé Alé. Un mes más tarde, se sumaron los otros 4 locales, incluyendo por supuesto a Los Chanchitos.

16 DE MAYO, DÍA DE LA INDEPENDENCIA

Hablando con Víctor Ibañez, que es uno de los referentes de la Cooperativa, uno se da cuenta lo complicado de la situación. La gente decía: «Los Chanchitos bajó mucho la calidad» o «No es lo que era antes». Pero claro, si estaban haciendo una maniobra de vaciamiento, es imposible mantener un buen servicio. Los proveedores no querían saber nada con la cooperativa, un alquiler de ese tipo es mucha guita y los clientes veían una situación rara.

Pero durante 2013, y con mucha ayuda y asesoramiento, empezaron el camino de la recuperación. El 16 de mayo de 2013 se independizaron. Todo un logro.

Cobrando solo en efectivo, generan caja para poder llevar dinero a sus casas. Los 200 «jefes» están alineados para lograr la sustentabilidad de la cooperativa y se dedican de lleno a su trabajo. Muchos proveedores de primera línea recuperaron la confianza en Los Chanchitos y eso levantó el nivel del servicio. Y además, los vecinos entendieron que era momento de ayudar, así que volvieron a sentarse en sus mesas.

Un año y medio después del comienzo de este periplo, le caemos nosotros a comerles todo. Y esto fue lo que pasó.

EL GRAN SALÓN DE LOS CHANCHOS

Ubicado en pleno Parque Centenario, es una esquina preciosa. Vamos a hacer una breve descripción del salón, pero empezando por la opinión de uno de nuestros expertos.

Como todos nuestros seguidores saben, Maxi se especializa en baños. Mientras los demás, afinamos el ojo en cuestiones calóricas, el tipo se nos ha convertido en un catador experto en materia de grifería y retretes. Ni bien entramos, encaró al mozo a grito pelado y enfiló rumbo a los confines del salón donde se encuentra el baño. Volvió al minuto con una opinión contundente:

Primera A. El mejor baño de todos los bodegones a los que fuimos. Impecable la cosa.

Nadie se atrevió a preguntarle qué era la cosa, pero si el tipo dice que era impecable… ¡era impecable! Un buen dato para los antigourmeteros complicados con sus novias/esposas que dudan de las condiciones de los ñobas. Olvidate mi amor, es como el baño del Four Seasons – decile. Ella se va a poner chocha de la vida, aunque no conozca el Four Seasons. Es así.

Volviendo al saloncete, apenas entrás te vas a encontrar con una Catarata del Iguazú, pero de ajo. Así que si sos un turista empedernido, te podés sacar una foto con la catarata de fondo. Hay como 400 ristras de ajo colgando, una tranquilidad más ante la ola de inseguridad que vivimos en nuestro país (los moto-chorros-vampiro no entran ni en pedo a este local).

Hay lugar para unos 80 cubiertos y se pueden hacer reservas. Gran variedad de vinos. Aire acondicionado. Wifi a full. Dos televisores, uno con fútbol y el otro con Crónica. Vino en pingüino y un montón de sugerencias en el pizarrón, cosa que sabemos es esencial para conocer las especialidades y pedirlas. En las mesas tenés manteles blancos y arriba… papel. Bipolaridad antigourmet pura.

El detalle: una Savora de 750 cm3. Creemos que si llamás a la fábrica te dicen que no las fabrican más.

ENTRADAS

Picada de la casa: el primer comentario que se escuchó en la mesa fue: «ay, pero que cosa linda». Lo que trajo aparejado una serie de insultos e improperios de todo tipo hacia el ejecutante de la blasfemia. No era linda, era simplemente divina. Tiene jamón crudo y jamón cocido, ensalada rusa, lechón!, vittel toné, muzzarella, provolone, porotos, aceitunas, berenjenas y además, no estaban en la carta pero también vinieron: morrones y ajísssses.

Para destacar la feta de jamón crudo cortado con Tramontina, y el Vittel con muchas alcaparras y anchoas. Comen 4 normales y 3 energúmenos.

Tortilla de papa: no estaba en la carta, una cosa de locos. La pedimos igual y José, nuestro mozo, la trajo al toque. Estaba super babé y tenía una altura considerable. Para picar algo mientras se charla sobre el loco clima está perfecto.

PRINCIPALES

Gran colita de la casa: nombre bastante erótico si los hay, pero sorprendentemente masticable. Es una colita cubierta con provoleta, morrones, tomate, panceta grillada y berenjenas al uso nostro. ¡Sí, señor! Acá todo tiene berenjenas. Es como que la producción no para y la tienen que meter en todos los platos. El punto de la carne estaba perfecto (para 5 de los 6 comensales). Mastican 3 personas tranqui.

Gran bife porteño: a ver si somos claros en la descripción. La carne es tierna y el punto de cocción es excelente. Pero la joda está alrededor de este manjar.

Son 2 medios bifes montados (siguiendo con la temática erótica). Y para variar, una montaña de papas fritas que tapan el plato completo. O sea, cuando te lo traen, no ves absolutamente nada de carne. Recién cuando empezás a escarbar empieza a asomarse dubitativo el bife. Pero esto no termina acá, porque arriba de la montaña de fritas, depositan 2 huevos fritos y para variar… ¿a ver si adivinan? Pero claro que sí: ¡más berenjenas! Esta vez con formato lúdico, tipo antenitas del Chapulín Colorado. Bienvenido a Disney.

Papas fritas: el plato viene enteramente cubierto por un lamiplas de fritas. Y cuando decimos que estaba cubierto, estaba recontramilcubierto. Si nos imaginamos que el bife tenía una prenda de vestir para cubrir sus atributos, podemos afirmar que era un enagua de la abuela. Nada de tanga. ¡Impresionante enagua!

Lechoncito a la parrilla: entramos, lo vimos en el mostrador y nos enamoramos. Obviamente, no está recién asado. Es el lechón del día, vamos a decir. Pero la verdad que estaba muy rico y abundante. Comen 2 personas., pican 3. Pero la joya está en el chimi. Metele chimichurri a morir y entrale confiado. La mesa entera le puso un 10.

¿PEDIMOS POSTRE? NO, AGUANTÁ QUE EN TWITTER DICEN ALGO

Habíamos pedido la carta de postres, pero JP revisó el Twitter y uno de nuestros seguidores nos recomendaba comer la lasagna. Nos miramos, ya veníamos complicados con el tema cinturones. El mozo que estaba atento y acodado en la barra nos dijo: «está buena la lasagna». Román descubrió un cartel escrito con tiza que la recomendaba. Muchos indicios como para dejarla pasar.

¡Marchame una! – decretó Facu. Y allá fuimos…

Lasagna Italiana: rellena de verdura, ricota y bolognesa. Es una porción abundante, para 2 personas va super bien. Nos llamó la atención el precio: $113. Un plato muy barato y piola.

Pedimos encarecidamente a los antigourmeteros de Facebook y Twitter, que si nos van a recomendar un plato, lo hagan antes de que hayamos pedido otros. Casi nos morimos haciendo lugar para la lasagna, aunque valió la pena. Recuerden: recomendar con tiempo puede salvar una vida.

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POSTRES

Después de la lasagna no entendíamos nada de la vida, así que le pedimos recomendación al mozo. Ni siquiera pedimos un queso y dulce, así que imaginen el grado de destrucción de la mesa. El tipo nos mandó 2 copas heladas que si bien estaban buenas, no son del paladar antigourmetero.  De hecho, uno de los integrantes del equipo dijo:

Miren la mariconeada que me están haciendo comer.

Pero mientras lo decía, no paraba de entrarle a cucharazos limpios y sin convidar. Así que calculamos que estaba bueno. Tendremos que volver por los postres.

CONCLUSIÓN

Hay que darle una oportunidad a Los Chanchitos. Los tipos se están matando para conservar sus puestos de trabajo, le meten pilas y esfuerzo. Incluso, el día que fuimos el delegado estaba en Mar del Plata capacitándose en temas administrativos. Imagínense pasar de un día para el otro, de ser empleado a ser su propio jefe y compartir las decisiones con muchos otros jefes. Todo un desafío.

Seguramente el tiempo hará que recuperen la excelente calidad en los platos que supo tener hace muchos años, pero van por el buen camino. Se van a encontrar con un montón de obstáculos y trabas burocráticas que hay que sortear, pero si siguen así, no cabe duda que van a salir exitosos de esta cruzada que emprendieron juntos.

Nosotros comimos espectacularmente bien, nos llevamos una linda historia para difundir y si algún día necesitamos berenjenas, ya sabemos a dónde hay que ir a buscarlas. ¡Gracias a la gente de Los Chanchitos por tomarse el tiempo para contarnos su lucha!