EL GRAN ROMÁN.

Como todo el mundo sabe…

(Arranquemos de nuevo)

Como todo el mundo Antigourmet sabe, nosotros somos 5 integrantes y cada uno tiene un rol diferente dentro del equipo.

Martín se encarga de la app y el mapa de bodegones. JP conduce el programa de radio y documenta cada salida con su cámara de fotos. Matías escribe las reseñas y los posteos del Facebook. Y Facundo… emmmm… a ver… digamos que… ahhhh sisi… ¡Facu come mucho, pone el auto para las salidas y prepara milanesas en Cocineros Argentinos!

Pero además, está Román. El gran Román, se ha convertido en un verdadero experto en la detección, anotación, memorización, contactación, aproximación, presentación, acomodación y, finalizando la noche, valoración de los bodegones.

Para nosotros es esencial su trabajo.

El tipo te busca dónde ir a comer. Te investiga previamente todos los aspectos teórico/prácticos. Te hace un ablande por whatsapp. Te reserva un lunes para ir a comer el miércoles (profesionalimo a pleno). Y cuando entramos al lugar… ¡HACE SU GRACIA!

Encara a los dueños, a los mozos, a la gente sentada en las mesas vecinas, al parrillero, al bachero, al que cuida los autos, a la vieja chusma que vive al lado del bodegón, al kiosquero de la esquina, a la hija del kiosquero de la esquina y a todas las personas que se le cruzan por su campo visual.

A cada uno le cuenta lo que hacemos, quienes somos, por qué nos gusta lo que nos gusta. Les pregunta todo sobre la historia, la familia, los platos emblemáticos, los precios y también cómo duermen (si boca arriba, de costadito o boca abajo). El tipo pregunta todo.

Tiene la cara re contra mil dura.

Nosotros internamente lo hemos bautizado como nuestro RR.PP.AA. (Relacionista Público Alimenticio o Alimentario o Alimentístico). Y nos salva la vida porque está claro que ninguno de los demás Antigourmet podría hacer este desgastante laburo.

Es genial cuando la pega con un lugar porque se lleva todos los méritos. Cuando esto pasa, lo tenemos que aguantar toda la semana diciéndonos frases con una pizca de autobombo y la palabra ‘yo’ en cualquier lugar de la oración, conjugada de maneras misteriosas:

¡Más o menos el bodegón que encontré yo, eh!

Perdonen chicos, la próxima yo los llevo a un lugar menos perfecto.

Pero claro que yo y ellos conocemos El Bagual, es un lugar que encontré yo y a los chicos les encantó.

4 de 4 este mes. Ando yo un poquito afilado yo.

La verdad es que hace un laburo genial, pero… a nosotros también nos gusta mucho cuando se equivoca. No suele pasar seguido, y cuando ocurre… lo transformamos en una bolsa de boxeo y le damos para que tenga toda la noche. En esos casos, agacha la cabeza y se limita a recibir la catarata de pelotudeces que le decimos, básicamente, porque nos divierte.

Y así fue como esta noche pasó de ser una de sus peores pesadillas, a convertirse en un verdadero sueño hecho realidad (para Román), y en una nueva reseña Antigourmetera (para todos nosotros).

UN RR.PP.AA. EN APUROS

Terminamos de jugar al basquet, nos bañamos y al toque salimos con rumbo norte… perdón, con rumbo a Norte. En esta oportunidad, se decretó que todo el equipo se movilizara en el auto de Román. La decisión se tomó unánimemente (o sea, la mente de Román decidió sola).

Apenas arrancamos, Facundo preguntó dónde quedaba el bodegón que íbamos a reseñar, dando pruebas evidentes que no lee absolutamente nada de lo que se habla en el grupo de whatsapp.

En Talcahuano, entre Marcelo T y Paraguay, al lado de El Cuartito. – le respondió JP.

Y Martín dijo:

¿Pero hay luz ahí? ¿No es donde está todo cortado?

Y si. Era ahí nomás. Recién en ese momento nos acordábamos que una supertuneladora, que estaba haciendo una superobra, se llevó puesto un supergenerador y dejó sin luz a un chillón de supervecinos.

La frente de Román se empezó a llenar de pequeñas gotas de sudor. Se estaba comenzando a poner en duda su logística antigourmetera. Llevarnos a comer a un lugar sin luz, es una jugada muy arriesgada. Decidimos darle un changüí y confiar en su laburo.

Mientras íbamos en el tutú hablando sobre el temita lumínico, llamó la Nora desde Junín para ver cómo andaba todo. La Nora es la mamá de Matías y además de mandar saludos generales, hizo la siguiente pregunta:

¿No llueve por allá? Porque acá se llovió todo y hay una ventolina importante.

Matías le contestó que no, que estaba lindo, que no había viento, que nosotros andábamos en chombas y que nos íbamos a comer con el Anti. Terminó de hablar cuando estábamos a unas 8 cuadras del bodegón, saludó a toda la familia y cortó.

A los 18 segundos se largó el chaparrón primaveral más cojudo del año.

Una verdadera catarata de agua se nos vino encima y lo único que queríamos era entrar en Norte. Por supuesto que cuando llegamos a la puerta el lugar estaba a oscuras. Empezamos a mirarlo a Román y cada mirada comunicaba algo, sin necesidad de palabras. A saber:

Mirada de JP: «Quiero ver cómo zafás de esta.»

Mirada de Martín: «Momia, ya nos estamos yendo a otro barrio con luz.»

Mirada de Matías: «¡Mirá como llueeeeeeve!»

Mirada de Facundo: «Me bajo y pregunto qué onda, tengo más hambre que el Chavo.»

Y eso fue exactamente lo que hizo. Abrió la puerta, nos dio la orden de estacionar y salió corriendo para el lugar. Los cuatro que quedamos arriba, empezamos a buscar un hueco, pero estaba repleto de autos. Román optó por meterlo en el estacionamiento que queda en la esquina, pero no había espacio. Entonces optó por dar la vuelta manzana y estacionarlo en una plaza.

Unos 300 metros nos separaban del bodegón. Nos bajamos del auto, arrancamos al trotecito y fue un minuto y medio de putear a Román; y mojarnos.

Por suerte, Facundo nos estaba esperando dentro del bodegón con 3 pares de medias nuevos y secos. ¿Cómo paso esto? No le entendimos bien, pero al parecer se las compró a un pibe que entró a vender y nos vinieron como anillo al dedo para evitar una pulmonía.

Para colmo de males, no teníamos nuestra mesa reservada. Así que tuvimos que esperar unos 15/20 minutos hasta que se desocupó una, casi al fondo del salón.

La noche de Román había arrancado de lo más prometedora: sin luz, mojados y sin mesa. Con un RRPPAA así, estamos salvados.

HÁGASE LA LUZ, COLORES POLÉMICOS, MUCHAS EDADES Y UN LABURO DE HORMIGA.

8

Cirio Pascual Antigourmetero

21:22 nos sentamos en la mesa, iluminados por un cachito de vela común blanca.

21:37 vuelve la luz, y empezamos a observar el salón.

Todos los comensales de Norte acostumbran su vista a la iluminación eléctrica y encuentran a Matías parado, con la pata derecha arriba de una silla, cambiándose las medias. Situación por demás vergonzosa (para todos, excepto para el susodicho que no pareció darse por observado).

El salón de Norte es más bien largo. Al final de todo está la barra y detrás, la cocina. Si mirás para el costado de la barra, vas a ver una escalera que te lleva a un pequeño anexo. Mientras subís, podés ver un montón de nombres en la pared. Son los famosos y personalidades que han pasado por Norte.

Algo genial es que hay comensales para todos los gustos. Familias completas, grupos de amigos, grupos de amigas y vecinos del barrio que van a comer solos una milanga gigante. JP y su cámara hicieron un compilado precioso para dar una idea de cómo es la cosa.

Las mesas son de madera (son mesas de bar), doble mantel con color cremita y rosita. Los platos y las servilletas son de color mostaza. Y los mozos tienen camisas de color salmón. La verdad… no entendimos la paleta de colores utilizados, pero no quedan mal tampoco. Es todo una cuestión de estética y nosotros vinimos para otra cosa.

En la pared hay una estructura de caño (con forma de casita) que cumple la función de vinoteca. Hay unos cuantos carteles de Galicia, Santiago de Compostela y colgado arriba de la puerta hay un afiche de una Plaza de Toros, que nos informa que Francisco «Paquirri» Rivera fue la estrella de ese día.

Lo que más nos gustó del salón, es que en las paredes están los nombres de todo lo que podés comer. Hay un montón de platos, pintados a mano, que te llaman la atención al toque y te van contando todo lo que Norte tiene para ofrecerte.

Es un laburo que requiere mucha paciencia, y después nos enteramos que es obra de Lorena Álvarez. Lorena es la hija de Rogelio Álvarez, dueño de Norte desde hace 45 años. Tuvimos el gusto de charlar con ella en el programa de radio y nos contó que le lleva un montón de tiempo hacer el trabajo con los platos pero que le encanta el resultado.

La verdad es que además de ser muy vistosos, es una linda forma de leer en conjunto lo que podés pedir. Porque con la carta la lectura es individual. En cambio acá, le podés ir señalando a tus compañeros de mesa lo que te llamó la atención (con el riesgo de sacarle un ojo a alguno).

Muchos nombres nos llamaron la atención y empezamos a maquinar el primer pedido de la noche.

DATAZOS: los baños están en perfecto estado, no hay enchufes para el celular, pasan vendiendo medias, tienen WiFi y la clave es 123123123 (estamos en todos los detalles).

ENTRADAS

TORTILLA A LA ESPAÑOLA: vino bien caliente, doradita por fuera y bien babé (así la pedimos). El tamaño es lindo, como para compartir. Tiene cebolla, papa, chorizo colorado y mucho huevo como Los Pumas.

SUPER REVUELTO: es un plato que tiene el espíritu del Revuelto Gramajo, pero con algunos ingredientes extra. Cebolla, morrón, verdeo, arvejas, papas pay, jamón, huevo y chorizo colorado. Muy bueno para compartir una entrada entre 2.

RIÑONCITOS A LA PROVENZAL: contamos 11 riñoncitos. Un espectáculo este plato. La porción es excelente y el precio también. Ahora bien… el ajo… estaba totalmente endemoniado. Impresionante cómo picaba/ardía/carcomía el amigo Allium sativum. Precioso.

PROVOLETA: y también pedimos una provoleta.

Una provoleta

Una provoleta

Una gran ventaja de ser parte de la comunidad Antigourmet radica en que todos sabemos de lo que estamos hablando. Entonces si te decimos que pedimos una provoleta, vos ya sabés lo que es una provoleta. Y no hace falta dar una cátedra sobre provoletismo, por la simple razón de que no hace falta posta. Si total, nosotros sabemos qué carajo es una provoleta y vos también. Entonces, para qué andar con vueltas, rodeos, palabras rebuscadas, metáforas y pelotudeces cuando lo que queremos decir es que nos clavamos una provoleta, ¡y listo! Bueno, está bien, vamos a decir que además tiene jamón y una salsita muy rica debajo como para poncharla un poco. Pero reiteramos, insistimos y queremos dejar en claro que lo que comimos fue, es y será… una provoleta.

Lo que sí fue sorprendente fue el comentario de JP sobre este plato. Comió un bocado, levantó la vista y declaró públicamente lo siguiente:

¡No me pareció! – fueron las textuales palabras del ex-gourmet que nadie entendió.

VECINOS DE MESA Y AMIGOS QUE SE SUMAN.

La clientela de Norte tiene para todos los gustos. El día que nosotros fuimos había 2 señores muy mayores, de unos 80 pirulos, que estaban peléandole, mano a mano, a una mega-milanga. Varias familias. Parejitas. Un grupo grande de amigos en pantalones cortos. Dos mesas de señores de unos 50 años. Y una mesa con 3 extranjeras rubias que se llevaron todas las miradas.

Justo cuando estábamos terminando las entradas, apareció Flor Migliorisi y Emilio, su novio. Los chicos son amigos desde que empezamos nuestras recorridas y nos hemos encontrado en un montón de juntadas, tanto del Anti, como de Bodegón Night (el proyecto de Flor).

«Venimos de tomar unos drinks» – dijo Flor.

Automáticamente la frase fue bastardeada por toda la mesa y pasaron unos minutos hasta que volvimos a la normalidad. Cuando nos recuperamos, los invitamos a sentarse con nosotros.

También apareció un amigo de Román, el boga Juan Francisco, que venía a buscar comida y también se terminó quedando a cenar con el Anti. Así fue como pasamos de ser una mesa de 5, a una mesa de 8.

Y ahora, se vienen los platos.

PRINCIPALES

POLLO A LAS DOS OLIVAS: es una de las especialidades de la casa. El nombre, en un principio, levantó controversia en la mesa y casi casi casi no lo pedimos. Pero el Dr. Pait, nos hizo entrar en razón alegando que oliva es lo mismo que aceituna. ¡Y menos mal que lo pedimos! Son unos cuantos trozos de pollo, con papas en cubitos, panceta, morrón, crema y las famosas aceitunas. ¡Un manjar!

HÍGADO A LA PROVENZAL: otro plato que costó ponernos de acuerdo. Esta vez, el Dr. Pait se negó rotundamente a pedirlo y contó con el apoyo de Walter, el mozo, que tampoco era amante del hígado. Obviamente, cada vez que alguien dice «no tienen que…», nosotros automáticamente lo transformamos en un «tenemos que…»; así fue que lo marchamos.

¡Platazo! Una pila de rodajas de hígado, con vino blanco, cebolla, una provenzal potente y hojitas de laurel. Hacía mucho que no comíamos un plato así. Normalmente se lo bastardea un poco al hígado, pero si está bien preparado, es puro disfrute (además de económico). La re contra pegamos en pedirlo.

ARROZ CON POLLO: presentado como otra de las especialidades de la casa, este plato no nos volvió loco. Especialmente a Matías, que se puso a hablar con los chicos de atrás del mostrador, y cuando volvió a la mesa solamente quedaba arroz (ni rastros del pollo). El resto de los comensales decretó que el plato era bien abundante y que la enorme fuente en que fue transportado merecía una merecida jubilación.

SUPREMA A LA GALLEGA: una contundente porción de suprema de pollo, con queso gratinado, chorizo colorado y panceta (no mucha). Le teníamos más fe, pero estuvo muy bien pedirla como plato complementario.

MILANESA A LA NAPOLITANA: buena porción (no es para compartir porque despierta en vos algunos sentimientos de apropiación), el queso estaba de rechupete y muy rica la salsita. La mila parece intentar escapar del plato, que no puede contenerla. Las papas son hermosas. Eso sí, nos llegó media fría. Pero ya estábamos pipones así que la liquidamos como pudimos.

UN GIGANTE, EL PRIMO DE ALICIA DE TEMPERLEY, UN BRASILERO FANÁTICO Y EL TÉ MÁS RÁPIDO DEL OESTE (O MEJOR… DEL NORTE).

Mientras nos encontrábamos en plena recuperación por la avalancha de platos principales, nos pusimos a conversar con los mozos. Siempre es algo muy importante conocer a las personas que pueden decidir si vas a volver a un lugar o no. Porque un Antigourmet valora, y está genial que así sea, cuando la atención es buena.

Así fue como conocimos a Walter, más conocido como Chiquito. Nos contó que su hijo es más alto que él y automáticamente lo quisimos reclutar para nuestro equipo de basquet; no hubo caso. Parece ser que ya se corrió el rumor de que jugamos horrible.

Seguramente si un día vas a Norte lo vas a ubicar al toque. Los de la cocina nos contaron que una vez le dieron de comer un yogurt y cuando a Chiquito le llegó al estómago ya estaba vencido. Así de alto es el tipo.

Parece ser que muchas mujeres que visitan Norte, quieren conocer a Chiquito. Porque además de alto, es muy buen mozo.

Otro que nos atendió de maravillas fue Pancho. Hace 25 años que labura en Norte y no solamente nos recomendó qué pedir, sino que nos recomendó un montón de lugares para ir a comer… con la salvedad que no se acordaba ningún nombre, ni ninguna calle, ni ninguna referencia como para ubicarnos.

En definitiva… encontramos a un familiar de Alicia de Temperley.

NOTA DEL REDACTOR: Para los que no conocen a la querida Alicia, es una seguidora del Antigourmet que siempre nos recomienda un lugar al que tenemos que ir. Nos escribe mails y mensajes privados de Facebook, arengándonos a visitarlo, pero jamás nos dijo el nombre. Igual… nosotros la amamos.

Siguiendo con Pancho, hay que tener cuidado con lo que le pedís. Y de eso puede dar fe Matías cuando se dio esta conversación:

¿Y, cómo estuvieron los platos? ¿Necesitan algo más? – nos preguntó Pancho.

Sí, un té de boldo. – le respondió Matías a modo de chascarrillo, mientras anotaba en su libretita vaya uno a saber qué boludez.

Menos de 45 segundos después tenía un té de boldo adelante de sus narices. Pancho no anda con vueltas. Su servicio es impecable. Y Matías se tuvo que tomar el té de boldo (que es una de las cosas más feas creadas por la humanidad), mientras todos lo boludeaban.

Una de las historias que más nos gustaron, de todas las que nos contaron en esa noche, fue la de un brasilero que se volvió fanático del lugar. Cada vez que venía a Buenos Aires, iba a comer a Norte y se sacaba una foto. Así fue que a los 10 años de su primera vez, les regaló un cuadro (que podés ver colgado en el salón) donde les agradece por atenderlo tan bien y tiene un collage con las fotos de sus visitas.

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Estas son las pequeñas historias que el Anti busca. Porque creemos que solamente en estos lugares es donde se produce esa especie de alquimia gastronómica. Y es lo que nos gusta valorar, proteger y recomendar.

Además del morfi, claro. Por eso, seguimos comiendo.

POSTRES

FLAN: para lograr hacer un flan como el de Norte, calculamos, y estamos convencidos, que se necesitan aproximadamente unos 2000 huevos (cáscara marrón, frescos). Es hermoso el color y el sabor. Nosotros lo pedimos con crema y dulce de leche. Y el puntaje es alto.

FRESCO Y BATATA: el fundamentalista del queso y dulce lo pidió para ver si con esto se podía sacar «el gusto horrible del té de boldo». Por la cara de felicidad que puso parece que la batata lo logró. Vinieron dos correctos adoquines. Si te gusta, pedilo nomás.

ZAPALLO EN ALMÍBAR CON CREMA: otro plato que nos sorprendió, especialmente porque vino en una porción generosa. Buenos pedazos de zapallo que todos en la mesa llegamos a probar. Y la crema estaba riquísima. Aprobadísimo.

DON PEDRO: no anotamos nada, excepto el puntaje. Vamos a tener que volver a probarlo. Es sacrificada la vida del Antigourmetero.

JOYAS EN LAS PAREDES DE NORTE

Antes de llegar a la conclusión del lugar, queremos hacer una mención especial para dos joyitas que encontramos colgadas.

JOYA Nº 1

La detectamos en el pizarrón que se encuentra a mitad del salón. En el mismo hay una frase en primer plano de Ferran Adrià, que ni fu ni fa. Y abajo, a la izquierda, dibujado chiquito, escondido, esperando ser descubierta… está la composición exacta del flan mixto.

¡EUREKA!

Hasta el día de hoy, nadie había descubierto cuáles eran las partes de un flan. Había algunas suposiciones en ciertos libros de masonería, pero jamás se había encontrado indicio alguno de la existencia de un documento escrito en tiza.

Es una especie de pictograma rudimentario, pero que nos dejó profundamente emocionados y lo queremos compartir con todos los Antigourmeteros:

JOYA Nº 2

¿Alguna vez sentiste que el arte te pasa por arriba y no lo entendés? ¿Alguna vez fuiste a un museo, y viste cómo todo el mundo se queda mirando un cuadro, inclina la cabeza, se lleva la mano al mentón, finje estar pensando algo increíble, analizando las subjetividades que quiso transmitir el artista, evocando mentalmente sus conocimientos previos de alguna vanguardia para caretearla con la minita que tiene al lado y dejándote a vos en un estado patético porque sentís que nunca lo vas a comprender?

Bueno… así nos quedamos nosotros cuando vimos esto colgado de la pared…

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Y como toda buena pieza de arte debe servir para interrogarnos sobre el mundo en que vivimos… las preguntas que nos hicimos los Antigourmet fueron las siguientes:

¿Quién fue el hijo de puta que hizo ese Photoshop?

¿Cómo mierda no fue denunciado penalmente, encontrado culpable y llevado a Guantánamo?

La langosta gigante… ¿cómo hace para levitar?

La langostita del hombro… ¿en dónde tendría el punto de apoyo?

¿Por qué adentro de la olla hay langostas vivas y nada más; ni agua, ni humo?

¿Por qué la señora que destapa la olla se sonríe y no se va rajando del cagazo?

¿A la señora… le duele la muela de juicio?

¿Son langostas?

Como pueden apreciar, cuando la pieza artística es buena, se te llena el culo de preguntas. Vas a tener que ir a Norte para apreciar el arte y enviarnos tus preguntas. Seguramente las vamos a saber responder.

CONCLUSIÓN

Encontramos un gran lugar.

Román se pegó un lindo julepe al comenzar la noche mojados, sin luz y sin reserva. Pero la gente de Norte, con mucha cordialidad, nos abrió las puertas y nos hizo sentir como en casa.

El detalle de los platos colgando con los nombres de las opciones nos pareció genial. Volvemos a felicitar a Lore por el laburo que se toma. Te permite ver la carta de una manera diferente y hacer esos hallazgos que pueden mejorar una noche bodegonera.

Unas semanas después de haber ido, seguíamos hablando del pollo a las 2 olivas. Así que se pueden dar una idea de lo bueno que estaba el plato.

El precio también es algo genial. Nosotros gastamos 200 pesos con propina, y eso que tuvimos un enorme gasto extra con el té de boldo de Matías.

Salón familiar. Buen ambiente. Excelentes mozos. Ricos platos. Especialidades interesantes. Buen precio. Buena compañía.

¿Qué más se puede pedir? A nosotros, con eso nos alcanza y nos sobra.

Si andás por Talcahuano, entre Marcelo T y Paraguay (y no hay una tuneladora haciendo destrozos por abajo de la tierra) date una vuelta por Norte y vas a pasar una linda velada.

¡Salud!

PD: CARRUAJES

Si estás buscando carruajes, te dejamos un datazo. Al lado de Norte te alquilan un Wagonette. Que es un carruaje circa 1920/30, totalmente restaurado, con lanza para tiro de yunta, par de faroles y ruedas engomadas. Viene con USB, GPS y VHS.

Te lo alquilás y salís a romper la noche.

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