ARRANCAMOS A CHARLAR

¿Cómo se enteraron de este lugar? – nos dijo Raúl Excanning, el buffetero del Club Cosmopolita de Socorros Mutuos de Martínez.

Y mirá, son secretos profesionales que no te voy a contar. – le tiró Román y nos empezamos a cagar de risa.

Evidentemente, la OLISSS (Oficina de Lugares para Ir Si o Si Señores) está muy dulce y no para de encontrar joyas antigourmeteras debajo de cada baldosa.

Un tachero nos tiró el dato: «Se come muy bien y además hay fantasmas». Y bueno… si hay fantasmas, el Anti tiene que ir.

Fuimos todos. El Equipo Completo + El Pasante, que está haciendo una capacitación antigourmet excelente y de a poco vamos viendo mejoras en sus rendimientos.

SOBRE EL CLUB

El Cosmopolita es un lugar hermoso, con una cancha de tenis increíblemente ubicada en el medio de la construcción y muchas actividades sociales que giran alrededor de la misma. Está desde 1901, momento en el cual «El Bigote» Lynch, un vecino del barrio, decide donar las tierras para destinarlas a un Club.

Apenas entrás, tenés el salón. Perdón… los salones. Porque hay uno para 50 personas, después viene la barra, a continuación la cocina y luego otro saloncito más chico para unos 35 comensales. Prestale mucha atención al pizarrón central porque está toda la posta ahí. Platos del día y precios irrisorios.

Nosotros nos fuimos al salón del fondo y ahí nos encontramos con El Vasco. Un tipo que es parte del inventario del club. Almuerza, se baña, cena y mira la tele en el club como si fuese su casa. Básicamente, él es todo lo que nosotros aspiramos a ser en el futuro. Si miran la foto, se van a dar cuenta de lo que hablamos.

Hace más de 100 años, en el club funcionaba una enfermería, un teatro, una cancha de bochas y se bailaba mucho.

Se ve que los bailarines de Martínez se copeteaban de lo lindo y se iban de mambo, por eso tuvieron que poner (¡en 1913!) un cartel que decía:

Para no meternos en quilombos con La Comisión, en vez de ponernos a bailar, optamos por sentarnos. Ahí fue cuando llegó Ludmila, la moza que nos tocó en suerte.

Me traes la carta? – le pidió el Dr. Pait.

Yo soy la carta. – respondió la moza.

Un par de comensales de la mesas vecinas se levantaron de sus sillas como para abalanzarse sobre la carta, pero El Pasante tenía todo bajo control y amansó a las fieras.

ENTRADAS

RABAS: ¡Tremendas! De las mejores rabas que hemos comido en nuestra recorrida bodegonera. Una muy buena porción. Crocantes por fuera, tiernas por dentro. $100 el plato. Van como piña!

MATAMBRE CON RUSA: El matambre, como siempre cortado por el Barón Sierra de los Halcones Galácticos, tenía muy buena pinta y no defraudó. Jamón, huevo, bien condimentado. La rusa buenísima. No vamos a volver a decirlo, pero todos los productos se nota que son muy pero muy frescos.

TORTILLA: A nosotros nos gusta más babé todavía. Sale con papas bastón y cebolla cortada en cuadriláteros. JP visualizó una cebolla de verdeo. Mati visualizó un fantasma.

Después de destrozar la entrada, el equipo se puso a investigar un poco más el tema del fantasma. Belén, otra de las mozas, nos comentó que en el depósito es donde generalmente suele estar el fantasma. Chiflidos, puertas abiertas, sombras, copas que se rompen.

Nuestra mesa entró en un amplísimo debate sobre el tema y se llegó a dos hipótesis:

1) El fantasma puede ser «El Bigote».

2) Existe una especie de Airbnb para fantasmas, entes, espectros y espíritus chocarreros. Y «El Bigote» encontró este depósito a un muy buen precio.

En fin… el Anti cree en fantasmas, el empacho, la ojeadura y otras yerbas, así que nuestro más sincero respeto para el mostro que vive en el depósito. Todo bien mientras nos deje comer tranquilos.

PRINCIPALES

VACÍO AL HORNO: llegó la parte grande del vacío, muy buena la carne y el punto, tiernita. JP dijo que vino con mucha grasa. Facu dijo que lo mejor del plato era la grasa. El yin y el yang.

MILA NAPO: el plato emblema del lugar y uno de los que más sale. Buen tamaño, pero es individual. No la pidas para compartir porque vas a terminar la noche discutiendo al pedo. Rica la muzza. No tenía jamón, o sea, bien napolitana.

PAN DE CARNE: la sorpresita de la noche. Apenas te lo traen, el olorcito te llena el alma. Es la típica salsita casera que te hacía tu vieja de pibe, de hecho, para Mati era como estar sentado al lado de la Nora, su vieja. Relleno con jamón, huevo, aceituna y alguna que otra cosita. Lo pedimos con puré para ir mezclando la salsa. Si no sos consumidor de pan de carne, acá es el lugar ideal para darle una oportunidad.

UN MONDONGO Y EL PASANTE TIRA MAGIA

El mejor plato de todos, dicho por JP, lo que no es moco de pavo. Porotos, panceta, chorizo colorado, ají, pimentón. Calentito. Buena porción. Uno de los últimos guisos antes de que venga el calorcito, pero valió la pena cada cucharazo.

No dejamos ni una aceituna, así que evidentemente el morfi estaba buenísimo. Y nos pusimos a discutir sobre «la tiernitud del vacío». En ese momento pidió la palabra El Pasante.

La vaca siempre es derecha, maneja bien los dos perfiles, pero como que la derecha la tiene más atada. Entonces se tira sobre su lado izquierdo cuando duerme. Es por eso, que la media res derecha, tiene el vacío es más tierno.

Lo miramos. Continuamos pasando el escarbadiente por las muelas. Hicimos un gesto afirmativo con la cabeza. Y sin ningún tipo de comprobación en google le dimos la razón al pibe. Cualquier persona que puede decir estas boludeces y quedarse serio tiene nuestro mayor de los respetos.

Llegaron los POSTRES, porque no nos íbamos a ir sin catar los postres del Club. Metimos: Flan mixto (bien), Tiramisú, Queso y dulce (a seguir buscando un queso) y la polémica de la noche… Mousse de dulce de leche. Estaba bueno, pero como siempre, nadie se hizo cargo de haberlo pedido.

CONCLUSIÓN

En fin… cerramos con un brindis por el cumple de Román, nos tomamos un cafecito y partimos rumbo a Capital como a las 0 hs.

Hoy a la mañana no estuvo bueno levantarse, pero bueno… a caballo regalado no se le mira el fantasma.

El Club Cosmopolita de Martínez, gran bunker Antigourmetero en Zona Norte. Comida simple, honesta, sabrosa, muy casera, con ingredientes fresquísimos y a un precio difícil de encontrar.

Nosotros pagamos $270, con propina y nos bajamos como 3 vinos.

Si tenés ganas de ir, andá con reserva. Y se toman el mismo día a partir de las 9 de la mañana.

Les dejamos unas fotos hermosas para babear antes del almuerzo. Y después… a dormir la siesta viejo.

Salud!