El Faro y El Antigourmet

EL FARO
Constituyentes 4099, Parque Chas

Sí, a mí también me llamó la atención que sea Parque Chas.
Pero es Parque Chas, así que… deberemos aprender a vivir con eso.

La cuestión es que el equipo Antigourmet retomó sus salidas a un ritmo ensordecedor.
Ideal para el Pelado Maranguello que pasó por el bar y está cada día más sordo.

Con los cambios en las restricciones y la habilitación del 30% de los salones, volvimos a hacer lo que más nos gusta: buscar bodegones, ir a comer, contar su historia y conocer a las personas que lo atienden.

Así fue como llegamos a la histórica esquina de Constituyentes y La Pampa, donde se encuentra el noventagenario bar El Faro.

(ni idea si se dice noventagenario, pero bueno… se entiende que está abierto desde 1931).

El Faro fue declarado Bar Notable de la Ciudad de BsAs y por suerte conserva el espíritu original de sus inicios: barrio, tango y comida casera.

El primer punto, se puede sentir a cada instante cuando uno se sienta en las mesitas y presta un poco de atención (no al celular, sino a la vida).

Mesas con viejennials que toman café en esa esquina hace 45 años.
Que son los que bancaron la parada cuando la pandemia obligó a cerrar y solo poder vender por la ventana.

“Todo el barrio venía, pedía un café y se subían al auto a tomarlo. Es increíble como nos bancaron. Tienen amor por el lugar.” – nos contó Néstor, el encargado del bar.

El amor de los comensales por el lugar que les da refugio, amistad y comida se puede ver más claramente en la estantería detrás de la barra. Hay un montón de souvenirs de Faritos chiquitos que la gente trae de regalo cuando vuelve de alguna escapada turística.

La segunda máxima de El Faro: el tango. Siempre hubo movida y milonga. Incluso ahora y con el chiflete que hace, los sábados a la tarde hay show de tango.

Y por último, el morfi. Nosotros pedimos lo siguiente.

Tortilla de papa con cebolla: llegó bien caliente, no tan babé, con un tamaño ideal para entrada y compartir entre dos personas.

Una mila napo (hermoso plato) y una mila El Faro (que viene con huevos fritos, fritas y comen 3 personas sin ningún problema).

Y por último, un guiso de mondongo que estaba increíble. Increíblemente caliente. El Dr. Pait, que estaba con un hambre atroz, lo encaró sin soplar. Perdió la mitad del paladar pero al mismo tiempo decía: “está muy bueno esto”, balbuceando como Flavio Mendoza post botox.

Antonela, la moza, se reía de fondo. Y nosotros nos reíamos con ella. Pobre Dr. Pait.

Si andás por Villurca, Pueyrredón, Parque Chas… date una vueltita y sumate a los Faroleros, que es la Comunidad de esta hermosa esquina de barrio.

Estamos seguros que estos lugares, volverán a ser fundamentales para la sociedad.

Porque extrañamos las juntadas con familiares, amigos y amigas.
Y esos momentos donde reunirse, charlar, dejar las adictivas redes sociales y volver a recordar los momentos vividos se vuelve indispensable para la salud mental.

En algún lugar del salón dice:
“El Faro es donde desfilan los recuerdos, los triunfos y las penas.”

Y sí, a juntarse (con los cuidados que hagan falta), pero a juntarse che.

Porque como dijo el Amígdala Mc Martinortonardi: no hay nada más lindo que vivir una vida que merezca ser recordada.

Gracias El Faro, nos hiciste muy bien.
Salud!

El sponsor de esta movida aparece en esta zona sencillamente por que se acordó de agregarlo el CM de la N.A.D.I.A. (Nueva Administración Del Instagram Antigourmet) mientras estaba por subir el video… Así que ya sabés Cunnigton con quién tenés que hablar la próxima vez que necesites hacer algo con esta gente…