ES TUYO JUAN
Llegamos a este restaurante en el hermoso barrio de Villa Pueyrredón por recomendación de Juan Bracelli. El tipo, para quien no lo conoce, es uno de los Cocineros Argentinos y además, vecino del barrio. Cuando participamos del programa, nos tiró el dato de que había un lugar cerca de su casa donde se comía muy sencillo y rico. Suficiente para movilizarnos. ¡Gracias Juan!
ENTRAMOS A JUANCITO
El salón es bien viejo y con una disposición extraña. Se entra por la ochava y te encontrás con la primera sección de mesas. Hay unos 50 o 60 cubiertos. Las mesas tienen mantel (y cubremantel) de cuerina. En las paredes hay unas cañas de decoración y en el techo, que es altísimo y con ladrillo a la vista, hay unas arañas antiquísimas.
Pero si tenemos que destacar algo del salón es la capacidad para recibir skaters.
¿Cómo es esto? Muy simple. Para conectar el salón principal con el otro salón, los baños y la cocina hay una rampa enorme.
Es una verdadera joya de accesibilidad para las personas con movilidad reducida (y ojalá pueda ser copiada porque en muchos bodegones es complicadísimo entrar con sillas de ruedas).
Pero la rampa es también un verdadero desafío para los aficionados a la patineta. La extensión y la inclinación que tiene la convierten en un tremendo desafío. Se rumorea que vienen de todo el mundo (con sus GoPro) a filmarse haciendo sus piruetas en la rampa de Juancito.
Ni hablar de los mozos. Los tipos vienen cargados con 4 platos y cuando toman la rampa agarran una aceleración impresionante. Están entrenados como para competir en los X-Games. Es prácticamente imposible que te llegue un plato frío.
Otro buen dato es que tienen gaseosa grande, línea Coca, cosa que abarata bastante el número final. Ideal si tenés un par de pibes que alimentar o si estás yendo a comer con tus amigos de A.A.
En eso aparece Jorge, el mozo que nos tocó en suerte, para dejarnos una carta. ¡Y acá vino la primer sorpresa de la noche!
LA CARTA, UN SUSTO A GRITO PELADO
Abrimos la carta y nos damos cuenta que la primera hoja de la carta… TIENE TENDENCIA GOURMET.
A simple vista, se podían leer platos con nombres de dos renglones. Por regla del Dr. Pait, si necesitás más de un renglón para describir un plato… es un plato gourmet (excepto que se utilice dicho espacio para escribir todos los ingredientes que lleva y, en ese caso, habla de un lugar muy honesto).
Pero… ¡Santas Chinelas Sufflé!
No solamente los nombres tenían ciertas inclinaciones gourmet, sino que después de un minucioso estudio semántico, sintáctico y morfológico, nos dimos cuenta que estábamos en presencia de una de nuestras peores pesadillas.
Algo que pensábamos que no iba a volver a ocurrir. Algo que estaba en el pasado. Algo que nadie esperaba. Algo que hacía mucho que no veíamos y aterra hasta al Antigourmet más radical. Un miedo que hiela la sangre. Algo solamente comparado con Sauron, el Guasón del flaco que se murió o Caramelito cantando.
La primer hoja de la carta, estaba escrita por él.
El terror de las maestras de lengua. El engendro destructor de diccionarios. El criminal más buscado por la Real Academia Española. La persona que mató a Clipo y lo hizo desaparecer del Word. El peor escritor de Cartas de Restaurantes del mundo… El Pelado Maranguello.
Nos da miedo hasta escribirlo. Pero tenemos que hacernos fuertes para combatirlo.
El Pelado Maranguello es ese tipo que pone: «Boy», cuando te avisa por whatsapp que va a jugar un partido de basquet. O te dice: «Vajo», cuando va a tomar el ascensor para abrirte la puerta de su casa. Es esa persona que te avisa que «Ay cerveza en la eladera» o que «ubo un kilombo a la zalida».
El Pelado es letal. Te quema la retina. Te disuelve el humor vítreo. Te descerebra el cerebro. Te nubla, te enceguece, te hace calentar y además, se te caga de risa en la cara cuando lo puteas por escribir tan como el ojete.
Sabíamos que el Pelado andaba en cosas raras, pero nunca nos imaginamos que había transado con los gourmets para hacer este trabajo sucio, difamador y deplorable.
Este tipo, subvencionado por los gourmets, se mete por las noches a los bodegones, y les actualiza la carta sin que los dueños se enteren. Es por eso que muchas veces encontramos errores de ortografía o boludeces sin sentido, como en este caso donde pudimos leer las siguientes líneas:
Wock de pollo (el plato preferido de Pollock).
Trucha con ques0 azul y lluvia de camarones (donde la o era un cero y además el Pelado utilizó una metáfora creada por Belén Francese, una de sus más admiradas escritoras).
Noquis relleno con albahca (siempre complicado de escribir ese yuyo).
Risotto al fungueto, ongos, queso (acá se ve el talento del Pelado para provocar convulsiones).
Tulipa de helado con culis de frutos rojos y maracuya (y acá se fue al re carajo; nadie va a pedir una tulipa sacada de un velador y menos con culis de algo).
Por suerte, pudimos sobreponernos a esta primera impresión y al dar vuelta la página nos encontramos con una carta simple, amplia, llena de opciones y sin errores de ortografía. Esto demuestra una vez más que cuando uno es Antigourmet, es al pedo resistirse y tratar de aparentar otra cosa.
Y al toque pedimos algo para picar…
ENTRADAS
Había unas cuantas opciones, pero nos decidimos por dos caballitos de batalla que siempre nos gusta testear en los bodegones que visitamos.
MATAMBRE CON RUSA: estaba tan bueno que ni siquiera llegamos a sacarle una foto. Veníamos con mucha hambre y queríendonos matar con la carta intervenida por el Pelado Maranguello. Por eso apenas aterrizó el plato le dimos con todo. Buena porción y una rusa con productos bien frescos.
RABAS (a la provenzal): La porción es para compartir, pero las rabas no fueron buena elección. La provenzal estaba tremenda pero las rabas podían estar un toque mejor. Está bien, tenemos que admitir que venimos con la vara muy alta por culpa de los últimos lugares visitados que tienen unas rabas espectaculares.
Nos hubiese gustado probar la tortilla española que comió la familia que estaba al lado nuestro. Tenía una pinta tremenda; quedó para la próxima.
Mientras le dábamos con todo a estos dos platos iniciales, empezamos a notar algo raro con la música.
VA CAYENDO GENTE AL BAILE
En Juancito, la música es funcional. O mejor dicho, la música funciona.
No pidas unos parlantes zarpados, la calidad de sonido es como si tuvieses puestos unos auriculares confeccionados con dos latas de arvejas. Pero si hablamos de un lugar globalizado musicalmente, este se lleva todos los premios. Es como el Grammy del Bodegón, porque las canciones que escuchamos recorrieron un amplísimo abanico de estilos, que incluyeron a…
Chayanne, Keane y Antonio Ríos. Coldplay, Juanes y Bob Marley. El Chaqueño Palavecino, Genesis y Gilda. Airbag, U2 y Rosanna. Digamos que el DJ es, muy probablemente, el tipo que le tomó todo el vino a la Mona Giménez.
Si sos un melómano como JP, acá encontraste tu lugar en el mundo. Pero antes de continuar con la reseña y los platos principales, vamos a adentrarnos en las profundidades musicológicas del fotógrafo del equipo.
SHVÖR TSE NE GAR
Si hablamos de música, JP es sin lugar a dudas el que más sabe del equipo Antigourmet.
Le encanta descubrir lo que estamos escuchando. Vos lo ves que cierra los ojos, pone a funcionar la memoria prodigiosa que tiene, hace muecas con toda la cara, se enoja cuando tiene la respuesta en la punta de la lengua y de repente… mientras vos estás atragantado comiendo una empanada… te tira cosas como:
¡Ahí vamos! Esto es Queen. Una noche en la Ópera. El productor, Roy Thomas Baker, se fumó un churro antes de entrar a grabar Rapsodia Bohemia. Al tipo le gustaban las camisetas blancas mangas largas y tenía un Renault 12 verde agua. Un mostro.
¡Si! Este tema es de Soundgarden, Superunknown, 1994. La guitarra estaba un poco desafinada y Chris Cornell tenía un poquito de dolor de garganta. Se comió una bolsa de caramelos de miel que compró en el kiosco de la esquina de su casa.
¡Lo tengo! Esto es el Oficial Schultz, Chica Latina, en vivo, Cantando por un Sueño 2007. Cantaba con una piba que se llamaba Erika, de Uruguay, si no me equivoco. El tipo era capitán en Lomas de Zamora, ¿sabían?
Hay que estar ahí para verle la cara a Facu.
Porque normalmente, el 99% del tiempo, Facundo tiene comida en la boca. Entonces que JP le salga con algún comentario Wikipedístico lo desconcentra de su actividad masticatoria. Es como que no sabe si tragar o putear. En varias oportunidades ha tratado de hacer las 2 cosas al mismo tiempo y podemos afirmar que es un espectáculo muy poco recomendable.
Pero JP no afloja. Parece que disfruta mucho cuando nos hace quedar como unos ignorantes musicales. Ni que hablar con la pronunciación de los artistas, temas y discos. El inglés del tipo es una de esas cosas que no pudimos cambiarle y que le quedó como herencia de su pasado gourmet.
En el mundo de JP…
Oasis es Ouueiisis.
Sharika es Shhhaqüaira.
Pipo Pescador es Paipo The Fisherman.
Pero cuando realmente logra sacarnos, es al decir SHVÖR-TSE-NE-GAR para nombrar al famoso actor de Terminator. Ahí sí, te dan ganas de matarlo.
De todos modos, lo que pasó en Juancito (musicalmente hablando) mientras estábamos comiendo los platos principales es algo digno de reseñar. Si te parece bien, primero vamos con los platos y después con la anécdota.
PRINCIPALES
BIFE MARIPOSA JUANCITO: el plato emblema de la casa no defraudó en lo más mínimo. Nos había llegado por mensaje que lo teníamos que probar y así lo hicimos. El punto de la carne estaba como nos gusta. Un plato para compartir a fondo porque tiene cebolla, tomate, morrón, panceta y huevofrito.
MILANESA CON PANCETA: la mila sobresalía del plato, por lo tanto el Dr. Pait ya estaba feliz. Pero le pijotearon un poco con el queso. La panceta estaba bárbara y el huevofrito, aunque no tenía la forma de nuestro logo, fue ponchado y devorado con pasión. Puede mejorar.
MOLLEJAS AL VERDEO: cuando el Antigourmet encuentra la palabra «mollejas» escrita en una carta, generalmente termina pidiéndolas. En este caso, es un lindo plato para aniquilarlo sin convidar. La salsita que le ponen es una de esas que te pasan factura después (cuando te ponés a pensar en la cantidad de pan que te comiste).
YANGOESTÁILO
Mientras comíamos estos platos pasó algo increíble.
Jorge, nuestro gran mozo, nos escuchó conversar sobre la música que estábamos escuchando y demostró ser el que más clara la tenía. Le preguntamos quién era el que elegía los temas musicales y casi nos hizo morir cuando levantó la voz y con los ojos totalmente desorbitados, nos gritó:
¡YANGOESTÁILO!
¡A la mierda! ¡Qué cagazo! Martín largó el tenedor y Matías la lapicera. Nos agarró de sopetón el tipo porque tampoco esperábamos el discurso que se mandó después:
Si les gusta la buena música, tienen que escuchar a Yangoestáilo. Es lo mejor. Yangoestáilo. Búsquenlo en la computadora. Es un estilo muy de él. Y le va re bien. Ahora está en Brasil. Yangoestáilo, buscan los videos y van a ver. Muy bueno. Yangoestáilo.
Pensamos que Jorge había enloquecido. Parecíamos 4 peces porque ninguno de nosotros parpadeaba. Nos quedamos un rato duros, mirándolo fijo al mozo y tratando de entender qué carajo nos había querido decir.
Cuando Jorge se fue para atender a otras mesas, empezamos a buscar en Internet. Después de un montón de ensayos, logramos decodificar el mensaje y llegamos a un video de Xango Stylo.
Vos te preguntarás… ¿Quién carajo es Xango Stylo? Bueno, es el hijo de Jorge, que se dedica al Hip-Hop y Reggaeton. El tipo anda recorriendo escenarios de todo el mundo y el padre está super orgulloso del arte de su hijo. Un fenómeno.
Les compartimos un videoclip del artista y pasamos a los postres.
POSTRE (SIN S)
Antes dijimos postres, pero en realidad deberíamos haber utilizado el singular. Pero ojo, que en este caso la palabra singular, no significa que nos cagamos las patas y aflojamos el ritmo. En este caso, se debe pura y exclusivamente a que nos topamos con ELLA.
LA COPA JUANCITO.
Nos encontramos ante la primera «Copa» que viene en «Plato».
Para colmo, la Copa Juancito es un verdadero refugio antiaéreo. Un búnker inexpugnable por los gourmets, que ni siquiera se animarían a mirarlo por más de 2 segundos (de hecho a JP le costó).
Tiene todo lo que tiene que tener.
Tres gustos de helado, crema, un barrido de chocolate (hecho por una impresora chorro de tinta, Epson, 1982), un montón de nueces y cerrando la estructura: 3 torretas. Cargadas y listas para disparar al ojo de algún gourmet que ande boludeando cerca.
Al principio pensamos que nos habíamos equivocado. Porque estos platos que mezclan TODO muchas veces son un dolor de cabeza para los sabores. Pero en este caso, estaba de rechupete.
Nos hacía falta helado para bajar el morfi, así que el equipo encaró el trabajo de dinamitación del postre por la base. Logramos debilitar la estructura y comenzaron a caer las primeras nueces. Las torretas fueron perdiendo altura, el Dr. Pait destruyó la primera y cuando quisimos acordar… la Copa no estaba más.
Así fue como presenciamos el verdadero poder de la alquimia; el cristal convertido en porcelana.
CONCLUSIÓN
Está ubicado en una esquina perfecta para estacionar tranquilo y tiene lugar de sobra para que los comensales estén bien cómodos.
La rampa es fundamental. Necesaria, cómoda y funcional. Incluso tiene barandas para agarrarse. Aplaudimos este tipo de iniciativas porque vemos todos los días el desastre que es para un discapacitado bajar un cordón o tomar un medio de transporte.
La carta tiene de todo. Y si bien la primera página tenía un aire que no necesita, los demás platos sugeridos y que vimos pasar estaban perfectos. Nos quedamos con ganas de las pastas también.
La música es perfecta para toda la familia de hasta 3 generaciones. Desde un emo fanático de Evanescense hasta una abuela que guste de Sergio Denis, puede participar de este festival de emociones.
Y para colmo, los precios están acordes con lo que ofrece. Para nosotros es un «vamos a comer afuera, vieja», lo que significa que podés ir cuando se te cante porque no te van a destrozar la billetera.
Juancito es un lugar simple. Si vas a comer o andar en skate, la vas a pasar bien.
Por si te dan ganas de ir, te dejamos los colectivos que pasan cerca: 90, 107, 110, 111, 114, 127, 140, 169, 175. Si vas en subte, te avisamos que acá no pasa ninguno. Y si vas en helicóptero, cuidado con las torretas antiaéreas de la Copa Juancito.
¡Salud!