EL BODEGÓN DE LAS ABUELAS

Yo, soy Carmen – se presenta Carmen. Y no le pifia para nada en su auto-definición.

Porque claro… estaría bien presentarla como:

  • Una de las abuelas más famosas del país
  • Una referente gastronómica de su generación
  • Una gran cocinera con una mano espectacular

Pero ella, es mucho más que todos esos pergaminos atribuidos pura y exclusivamente a su desempeño laboral al frente de El Pasaje. Y lo fuimos descubriendo a medida que conversamos; sifón y aceitunas de por medio.

¿Hay un lugar con comida más casera y fresca?

Esta es la primera pregunta que se nos viene a la mente cuando nos acordamos de el Bodegón de las Abuelas.

Y es difícil misión encontrar una respuesta acorde. Porque con 82 años a cuesta, Carmen se levanta todos los días a las 5 de la mañana para definir los platos que van a salir en el menú del día.

– Me despierto y pienso platos, porque no me gusta repetir…

Con 80 y pico, quién pudiera levantarse tan temprano y que la cabeza le funcione. Yo tengo 40 y al levantarme necesito como 2 hs. para que me llegue agua al tanque.

Charlamos de su amor por el bodegón, de sus miles de horas paradas amasando junto a su hermana, de los 40 años al frente de su negocio, de las notas que le hacen todo el tiempo. Pero cada 2 o 3 frases, se dispara algo que no puede evitar: Gabi está de viaje. Gabi me vuelve loco. Gabi es un sol. Gabi me pide platos nuevos. Gabi me pelea, pero en el fondo sabe que tengo razón. Que Gabi esto, que Gabi lo otro. Gabi, Gabi, Gabi.

Gabriel es el hijo de Carmen. No lo conocemos, pero podemos asegurar que el amor que tiene Carmen por su hijo es de otra dimensión. De repente, Carmen es mucho más de lo que se ve a simple vista. Carmen es mamá, es amiga y es hermana. Roles más importantes que ser “la abuela famosa”. Y tanto ella, como su hermana, lo tienen súper claro.

Porque Tere, mientras su hermana lleva la batuta de la conversación, asiente con la cabeza. Pero que no te engañe su parsimonia, porque al mismo tiempo tiene los ojos puestos en la cocina. Pispea, como queriendo rajarse de la mesa y meterse a la batalla diaria contra las comandas.

Con 86 años, nos sacó una tortilla de papa y cebolla, con una milanesa por adentro y queso gratinado por fuera. Y automáticamente, se transformó en la abuela de todos.

Y cuando decimos “nos sacó” es 100% verídico. Tere trabaja todos los días en El Pasaje, metida en la cocina, sacando el servicio y manejando los fuegos.

– Ahora me ayudan los chicos, porque las manos me duelen un poquito más.

Las manos… ¡qué tema! Simbólicamente hay tantas cosas para decir de ellas. Reflejan el paso de los años. La impronta del tiempo vivido. Lo cortito que es todo. Las manos de Tere a simple vista parecen frágiles, pero cuando las extiende para estrecharlas o darte un abrazo, se vuelven tenazas vigorosas. Son de una belleza extraordinaria porque están curtidas. Ajadas y aradas, reflejan madurez, sabiduría, templanza y paciencia. Todos términos que en épocas de redes sociales serían muy útiles si los recuperamos.

Las manos de Tere son auténticas.
Ninguna inteligencia artificial las fabricó.

Los viejos y viejas son genuinos. Solo hay que sentarse a escucharlos para que te transmitan todo lo que ya vivieron.

Por eso en el Anti amamos estar cerca de los abuelos y abuelas. Por eso nos encanta cuando en el camino nos cruzamos con alguno. Por eso si tenés más de 80 años en nuestra esquina comés gratis. Por eso creamos un espacio donde una nieta tiene la posibilidad de compartir unos buñuelos de acelga con su abuela.

En el Anti, sabemos que en menos que canta un gallo, nosotros vamos a ser ellos.

Hace muy poco tiempo, se comenzó a utilizar el término “Generación Plateada” para referirse a los adultos mayores. Plateado, en referencia al color de las sienes otorgado por la aparición de canas. Nosotros preferimos decirles Viejenials, término que usaba Alejandro Maglione para referirse a sus compinches. Carmen y Tere son dos bellísimas exponentes de esta generación.

En una nota, el doctor Julián Bustin, Jefe de Gerontopsiquiatría y de la Clínica de la Memoria de INECO, y docente invitado del Curso de Neurociencias para el Bienestar en Mayores de 60 de INECO U (y seguramente también de la Universidad de Masachúset), aseveró:

“Se ha demostrado que ejercitarse regularmente, junto a la estimulación cognitiva y la actividad social, aumenta la sensación de bienestar personal en las personas mayores”.

Carmen y Tere le ponen el cuerpo al bodegón, piensan platos nuevos cada mañana, toman el pedido por teléfono, lo anotan en un papelito y manejan una horda de comensales hambrientos todos los días. O sea, la tienen muy clara, y no necesitaron 43 títulos y posgrados para llegar a la misma conclusión. Moverse es la clave.

Esta reseña no habla de lo que comimos.

No tiene los precios. No describe el lugar.
No habla de lo buenos que estaban los ravioles con tuco y pesto.
No tiene ningún challenge.
No tiene la música que está en tendencia.
A esta reseña, no la escribió ningún algoritmo.

Esta reseña habla del amor, el respeto y la gratitud que tenemos por nuestros viejos y viejas.

Yo, soy Carmen – nos dijo – con eso alcanza y sobra.

Salud!


Gracias a Carmen y Tere por compartir un momento con nosotros. Las queremos.

Y dejamos algunas fotos de sus platos. Si te das una vueltita, date el gusto: