Una parrillada sin pollo. Al fin, viejo. Al fin.
Viste que siempre arriba de todo te clavan 2 trozos de pechuga insulsa que no van ni para atrás y que no hay limón que lo levante.
Y no solo eso, el pollo fue reemplazado por… ¡matambre a la pizza!
Entienden todo acá.
Alma Gaucha nos tiró algunos platos de especialidad por la cabeza. Cuchá!
Entraña rellena.
Chinchulines a la pizza.
Rueda de salchicha parrillera con provo.
Empanadas de vacío y de matambre.
Morrón relleno corte canoa.
Y el Huevo Pampa (gratinado, en cazuela, con muzza, pancito, morrón, cebolla y aceite de oliva).
Los jueves, suele haber cata de vinos.
Y los sábados… ANOTÁ! Hacen un costillar de ternera y vació al gancho con papas.
Una linda vuelta de rosca le dieron a la carta.
Aplauso, medalla y beso para Adrián y su familia, que están al mando de Alma Gaucha.
Se destaca, posta, la atención y el amor por la cultura vitivinícola argentina que tiene Adrián.
La carta de vino es una locura y son todas bodegas chiquitas que eligen con mucho laburo.
«La vida es corta como para tomar un vino malo.»- dijo el tipo.
Y levantamos la copa por tener la oportunidad de compartir una mesa con él.
Gracias por recibirnos amigos de Alma Gaucha.
Volveremos un sábado por ese costillar.
Salud!