Este lugar fue recomendado por el mostro de Leandro Salleres, que desde ya les avisamos “sabe más que nosotros de bodegones” y fue declarado como Patrono Antigourmet en España.

Queda en Usera, un barrio más alejado del centro madrileño y como siempre nos pasa, ahí es donde se encuentran las verdaderas raíces que descocan a este grupete de amigos. Si vas en Metro, te tenés que tomar la Línea 3, bajar en la estación Almendrales y caminar 6 cuadritas.

Y te encontrás con un bodegón maravilloso. Chiquito, acogedor y atendido por sus dueños: Monse, Maruja, Manolo y Enrique, un mozo que nos enamoró desde el minuto 1.

Lo que comimos fue una barbaridad. Pero estaba todo tan sabroso, tan bien hecho, con tanto amor y con tan buen servicio que no teníamos ganas de irnos.

Comimos los siguientes delirios…

Pulpo a la gallega: el plato más maravilloso que probamos hasta este momento del Anti-Tour. Bañado en el pimentón más rico que este equipo supo probar. Un manjar indescriptible con palabras que fue solicitado 4 veces.

También probamos el Pulpo a la vinagreta, Champiñones a la plancha, Papas bravas, Lomito con queso, Pimientos de padrón (gran maravilla de la naturaleza) y Almejas a la marinera.

Todo, absolutamente todo, se come con escarbadientes.

Y además, está la contentura que te proporciona Enrique cada vez que trae un plato ala mesa. Estuvimos extasiados de risas toda la noche.

Incluso el vino de la casa, que se llama Ribeiro, está mortal. Y si te lo trae Enrique mejor. En una de las tandas apareció con una botella destapada y dijo:

Ya les había traído el vino que pidieron, no? Bueno… ya lo abrí… lo dejo igual.

¡ESTO ES UN MOZO! ¡TIENE PODERES TELEPÁTICOS!

Además, conocimos a Perico el Cantaor y su mujer Mónica, oriunda de Santander. Dos personajes que nos recomendaron 5 o 6 lugares para visitar en nuestro recorrido.

Al rato de comenzar la charla estábamos gritando tanto que se sumó Pedro Palacios, de la mesa del fondo, para compartir sus lugares preferidos.

Nico de La Chispa estaba como loco porque se metió en la cocina un hora entera y filmó todo, así que seguramente más adelante hagamos un video con todo este magnífico material audiovisual intergaláctico.

Estuvimos toda la noche charlando con ellos, hasta que Maruja nos dijo:

Bueno, fue un placer, yo me voy a dormir.

Casi nos morimos con el comentario, no se puede ser tan genial en esta vida. Pagamos, levantamos el campamento y nos despedimos de todos con doble beso.

Nos llevamos el mejor de los recuerdos de La Casa del Pulpo.

Gracias Monse, Maruja, Manolo y Enrique por hacernos 100% felices por una noche, que no es poca cosa.