¿DONOSTIA O SAN SEBASTIÁN?

Seguimos sin entender dónde estamos. Se especula con que es el mismo sitio, pero todavía hay dudas.

A la tarde pretendíamos hacer un tour guiado y sacar nuestras dudas al sol.

ESTADIO MUNICIPAL DE DONOSTIA

Como Facu juega a la pelota paleta, nos llevó a conocer la cancha de pelota vasca local. Mil años de tradición. Preguntamos si nos dejaban pasar y no solamente nos dieron el visto bueno, sino que nos proveyeron de paletas y una pelota.

Ahí nomás se armaron dos equipos.

La Chispa Vasca vs Abogados P.a.P.C.

El equipo integrado por Facu y Nico, se impuso al de Román y JP por un contundente 5-0.

Hubo revancha y volvieron a ganar los chispeantes por 5-4.

Los abogados apelaron al tribunal de disciplina para tratar de ganar el partido en los escritorios, pero como no había escritorios cercanos… perdieron y sanseacabó.

CASI SE ACABAN LAS RESEÑAS

La pelota vasca es una piedra.

Las profesionales son una especie de bochín y le tenés que dar con alma y vida, con la palma de la mano, una vez y otra vez y otra vez.

Tremendo sobrehueso se te arma. Unos callos tamaño petaca de vodka.

Matías quiso probar a mano limpia. Le pegó con fuerza y la pelota salió disparada… hacia el piso… y avanzó aproximadamente 80 cm. (contando lo que rodó). Patético.

Después estuvo 4 horas rompiendo los huevos, asegurando que la gravedad en San Sebastián es mucho más fuerte y afirmando que había perdido la mano.

Todos opinaron que lo mejor sería amordazarlo y encerrarlo para que siga escribiendo. Se sigue evaluando la propuesta.

ANCHOÍN

Marco tiene 4 meses y se viene bancando el viaje de una manera asombrosa.

Se la pasa mirando la avalancha de morfi de una manera catatónica y todos especulamos con su primera comida.

Fue bautizado por la tía Vicky como «Anchoín», por su parecido físico con las anchoas del día anterior.

Probablemente no volvamos a nombrarlo, pero si volvemos a decir Anchoín… ya saben a quién nos referimos.

ANCHOÍN SE CAGÓ HORRIBLE

Furiosa explosión del purrete que ya evacúa como un adulto. Gran futuro.

ANCHOÍN PARALIZA DONOSTIA

La gente del lugar se daba vuelta a medida que Anchoín avanzaba por la vereda dejando un tendal de muerte y destrucción.

Parecía un ataque con gas pimienta. Salió picante el pibe.

ATENTA LA RAE

A medida que vamos recorriendo las distintas regiones de España, a Matías se le siguen pegando palabras. Se lo puede escuchar por las calles vascas diciendo cosas como…

Que este pincho está ostias de caro, que con esa guita me clavo una pizza de Guerrín y qué joder, gilipollas, tío, cacahuates, pincho mala leche, aúpa, agur, eskerrik asko y piedra libre para todos los compas.

No sabemos en qué puede terminar esto, pero no parece haber signos de mejora.

EL CAMINO DEL MENÚ

Facundo decidió que era hora de almorzar. Y salió decidido a encontrar un menú.

Los pinchos son puro marketing. A mi dame comida en un plato. – se lo escuchó argumentar.

Encontró uno a dos cuadras del departamento con menú por 8 euros. Ahí fue cuando abrió los ojitos como diciendo: ¡ES ACÁ!

Pero JP lo convenció de avanzar un poco más así conocíamos algo de la ciudad.

¡20 cuadras caminamos!

Con la momia quemándonos el bocho, porque a medida que nos acercábamos al centro la cosa empeoraba en cuanto al valor del menú.

9… 10… 11,5… 12… 13… 15 euros.

Cuando la cosa pintaba fulera para nosotros, vimos un lugar que nos llamó la atención.

TTUN TTUN

Si bien el Menú estaba a 12 euros, los tipos te daban: primero, segundo, postre, sidra o vino, y café.

Nos estábamos cagando de hambre así que nos fuimos los 8 para el fondo del salón alargado.

Y la verdad… ¡la pegamos!

Porque nos tocó un mozo por demás de copado, llamado Antxón, que nos fue guiando sobre lo que podíamos pedir.

Y comimos todo esto…

PRIMEROS

Marmitako de atún: una especie de puchero con mucho cerdo, atún y bastante pimienta (aunque puede ir con tabasco también, nos dijo el mozo).

Guiso de lentejas con chorizo: nos sorprendió el tamaño de la palangana y la actitud del mozo; «hay más, tu me pides».

Espárragos con mayonesa. JP volvió a ser JP, pero después de la magia del día anterior el tipo tiene espalda, como un DT nuevo en un equipo del ascenso.

SEGUNDOS

Pescado del Día: que no era del supermercado, sino del día actual. Nos tocó una Lubina. Una carne blanca, muy sabrosa, acompañadas de papas.

Los demás también pidieron: Ternera a la plancha con pimientos, Bacalao con salsa de hongos y Callos con chorizo.

POSTRES

Marchamos todo lo que Antxón nos ofreció: Pastel vasco, Torta de chocolate, Bizcocho de manzana con nueces, Natilla, Profiteroles con nata y Arroz con leche.

La verdad es que comimos super bien. Platos abundantes, con muy buen sabor, todo fresco, algunos platos que nunca habíamos probado y una atención impecable de nuestro amigo Antxón.

PASEAMOS POR LA CIUDAD

Como salimos tarde de almorzar (eran las 15:45), decidimos hacer un recorrido por San Sebastián en uno de esos Tour gratuitos a pata. Agarramos al Guía y lo ajusticiamos a preguntas.

La primer fue… Donostia y San Sebastián ¿son lo mismo? Nos dijo que sí.

La segunda fue… ¿Conocés algún bodegón? Nos dijo que había que alejarse un poco y que busquemos alguna sidrería vieja.

¡Muy buen dato!

Después no le preguntamos más nada, terminamos el tour y nos dio hambre.

LAS PÉRDIDIDAS DE PIERRAD

Acá se complica la cuestión. Ya les contamos que Matías, en su primera noche en San Sebastián (o Donostia), perdió su libretita de anotaciones.

Luego de unas cañas reparadoras, hizo el duelo y le afanó a Nico de la Chispa un anotador muy cheto de Van Gogh, el cual hizo suyo y usó para anotar todo lo que se comió a la noche.

El problema es que el reseñador, en un rapto de lucidez, perdió también esa libretita. Claramente a Mati hay que conseguirle libretas con sonajero. O unas que vayan atadas a los calzones. Cualquier método es bueno con tal de no perder más cuadernitos. Las librerías de las ciudades visitadas, chochas. Les salvamos el año.

Así que lo que pasó de acá en más es fruto de nuestra más que afectada memoria y su veracidad está en duda.

SIDRERÍA LIZEAGA

En el Tour, el guía nos dijo que en esta época del año las Sidrerías en general estaban cerradas al público, pero que en Astigarraga había algunas abiertas, entre ellas, Lizeaga, a la cual fuimos.

Luego de perdernos en tres rotondas (la comunicación entre Facu y los cuatro copilotos sigue complicada), llegamos a la casona, con más de 300 años de antigüedad. El lugar está muy bien puesto, con unas barricas enormes de donde, cuentan, la gente toma cuando se mama de lo lindo y termina cantando arriba de las mesas.

No estaba muy concurrido, así que no nos dejaron subirnos a las mesas. ¿Pero mamarnos? Eso sí.

Tiene un pasillo laaaaargo como puteada de tartamudo que te lleva a la bodega propiamente dicha, la cual fue visitada asiduamente por Facundo y Román, con la esperanza de poder entrarle a la bebida sin ser molestados por el resto.

El dueño, José Mari, nos contó que el proceso de producción sigue siendo bastante artesanal, al punto que la graduación alcohólica depende de la cada cosecha. Es decir que te vas poner en pedo más o menos rápido dependiendo de las manzanas que usaron para hacer la sidra. Precioso. A nosotros ese tipo de improvisación nos parece brillante.

Nos sentamos en una mesa grande, al fondo, y marchamos … lo que nos quisieron servir.

Es que nunca trajeron una carta, ni nada.

De entrada vino una ración de txistorra para todos y una tortilla francesa, léase omelette.

Después, la moza nos dijo que ahí se comía tomate, lechuga y chuletones. Que si éramos medio fifís, nos podían traer unas tiras de asado tipo banderita, pero nada más.

Como el Anti no arruga, pero tampoco quiere dejar de probar nada, pedimos todo lo que nos dijo. Por dos.

TOMATE: Sí, era tomate. Pero los tomates que se comen acá no tienen nada que ver con los que solemos encontrar allá. Tienen un sabor impresionante. Y más si le meten ajo y oliva hasta que rebalse. Dos fuentes que volaron.

LECHUGA: ¿En serio? Una ración gigante, con cebolla cruda y oliva. Todo eso va de previa a la carne. Aunque nos dijeron que hay muchos que lo comen como acompañamiento.

CHULETÓN: Es un corte muy ancho de carne cocinado de una forma que no estamos acostumbrados. El secreto está en sacar la carne de la heladera mucho tiempo antes de cocinarla, para que vaya tomando temperatura. Y después se sella por fuera y por dentro queda bien jugosa. Sobre eso le ponen un montón de sal y te lo traen a la mesa. Al principio tuvimos algunas dudas pero en cuanto la probamos, tuvo un aprobado generalizado.

ASADO DE TIRA: Parecido al nuestro en cuanto al corte, lo preparan igual que al chuletón, aunque queda más cocido por una cuestión de tamaño. Fue principalmente deglutido por la platea femenina.

Dos raciones de cada cosa y al rato nos trajeron los postres.

Por las fotos, podemos concluir que eran una especie de habanitos de masa rellenos, queso y dulce de membrillo (el de batata no corre en España; el reseñador cada vez más indignado) y nueces. Una canasta de nueces.

Cuando llegó el momento de pagar se armó un quilombo bárbaro. El equipo no se caracteriza por ser muy bueno en matemáticas (ni en ninguna otra ciencia, llegado el caso), pero cuando Nico pagó, arrancaron una serie de operaciones aritméticas tales como:

JP: “Si me llevo dos de acá, le saco uno al de al lado y lo multiplicamos por la hipotenusa del triángulo, yo creo que nos rompieron el ocote”

FACU: “Si nos van a cobrar esto, que me traigan más sidra”

ROMÁN: “Pasame la clave de wifi que me fijo en el home banking”

MATI: “¿Alguien vio la libretita donde anoto todo?”

El tema fue que Nico hizo una conversión al Yen para luego multiplicarlo por la mitad de lo que cotiza el franco ruandés y nos dijo que nos había salido más de 800 mangos por persona.

Por suerte, a los minutos se rectificó y el resultado daba menos de la mitad.

Bastante adobados, partimos de vuelta para el departamento, no sin antes perdernos por enésima vez en una rotonda.

CONCLUSIÓN

Hasta acá lo que fue el día 9 del Anti Tour por España.

Con un poco de suerte, Mati encuentra su libretita y en breve seguimos posteando las desventuras del equipo.

Salúd!