BARCELONA ASTURIAS

Avda. Córdoba 5895, esq. Ravignani, Palermo

Recién llegados de España, estábamos en duda sobre la próxima salida a morfar, básicamente porque nuestro estado es calamitoso.

Nos pasa lo mismo que a los mararonistas.

Lo dan todo, llegan extenuados, deshidratados y acalambrados. La única diferencia es que ellos seguro pierden peso y nosotros ganamos unos cuantos kilitos que probablemente nunca bajemos.

{Ya vamos a postear un Resumen de la Vuelta para contar el estado de cada integrante}

Pero, endemientras, nos fuimos a jugar al basquet y, un ratito antes de entrar a la cancha, recibimos un mensaje a través de Facebook.

– Hola. Qué alegría encontrar esta página. Comparto la idea. Seguramente habrán comido en la pizzería Barcelona Asturias, no?

Andrés Rovira

Automáticamente, la OLISSS se hizo cargo de la situación y le envío un fax a Román para que investigue un poco la cosa.

La clave del mensaje fue el «seguramente«.

Seguramente, implica que deberíamos haberlo testeado hace rato. Nos pone en un brete. Nos incita a movernos. A reseñarlo.

Nuestro cerebro lo interpreta como un:

«la puta madre, cómo carajo se nos pasó este bolichón!!!»

La OLISSS levantó el pulgar y unas horas más tarde ya estábamos ahí siguiendo la recomendación de Andrés. Dale, dale, dale!

PIZZERIA BARCELONA ASTURIAS

Figura como pizzería.

Pero es un restaurante.

Se llama Asturias.

Pero no hacen comida Asturiana.

Se llama Barcelona.

Pero no hay nada de Gaudí.

Con esta carta de presentación automáticamente se ganó nuestro respeto y admiración.

Para todos los chefs que se creen unos revolucionarios y utilizan la palabra «disruptivo» en cualquier boludez… bueno, aprendan señores: esto es disruptivo!

Ponerle a los restaurantes nombres conceptuales y que tengan que ver con lo que se come o con el dueño, es algo totalmente anticuado y extremadamente conformista.

Un verdadero cambio de paradigma se logra destrozando la mente de los comensales. Logrando que vengan a un lugar que intenta confundirte desde el vamos.

Hay que tener mucho huevo para ponerle «Pescadería El Trazo Grueso», a un lugar que vende artículos de librería.

Mati dijo que cuando sea grande se va a poner un Almacén.

Pero aprendiendo de esto, le va a poner de nombre:

BULONERIA LA PERCHA.

Todo para el motociclista y la heladera.

LA CLAVE DEL ÉXITO

Así y todo. Barcelona Asturias se llena. Y por algo debe ser. Nos pusimos a ver donde radicaba su éxito y lo descubrimos al toque.

Los precios.

Todos los platos están entre 70 y 120 pesos.

Esto no se consigue en muchos lugares últimamente.

Y además… no hay entradas!!!!!

Otra locura más. Es la primera vez que nos pasa en toda nuestra historia que un «bodegón» no tiene una entradita para picotear.

Salvo que te pidas unas empanadas, tenés que entrarle directo a los platos principales.

«No trabajo con entradas. Son platos grandes para que te llenes y punto.» – nos dijo Charly, el encargado/mozo que nos tocó en suerte.

Y está buena la opción, porque te clavas un plato, compartís un vinito y estás en 150 pesos por pera. Golazo, abajo a un palo.

De todas formas, no nos iba a convencer con sus argumentos y le pedimos que modifique un plato para transformarlo en entrada y que podamos picar algo mientras esperábamos los principales.

«Agarrá las croquetas de verdura con arroz gratinado, sustraele el arroz gratinado, y agregale papas fritas», le dijo Román a Charly.

Este nos dio el OK y al toque teníamos una entrada en la mesa.

EL MISTERIOSO REFLEJO EN EL LAGO Y UN CORNUDO

Mientras pedíamos nuestros platos, nos pusimos a chusmear un poco el lugar. Y descubrimos la guarida de un artista enigmático.

La pared nordeste tiene pintado un mural con montañas, picos nevados, algunas cascadas, pinos que reflejan sus copas en un lago y… acá viene la magia… un ciervo.

Si. Un ciervo. O un venado, un alce, un ñu.

O un cascarudo grande con cuernos. Vaya uno a saber.

Es un bicho que tiene una cornamenta importante y se ubica en la esquina inferior derecha de la pintura.

El animal te descoloca un poco, pero lo verdaderamente shockeante de la obra son los reflejos en el agua.

Te juramos, por la tortilla del Alvear, que hay una copa de pino reflejada, que no tiene un pino arriba al cual reflejar. Tremendo!

Vos ves el manchón verde arriba del agua, pero cuando seguís levantando la mirada… no hay nada arriba de ese reflejo.

Dan ganas de agarrar un fibrón y dibujarlo. Pero tal vez, todo sea parte del discurso que el autor nos envía encriptado.

Ahora bien… por qué dibujaron esto en la pared?

Pues, como siempre afirmamos, porque pueden.

EL SALÓN Y EL HORARIO DE LLENADO

Entramos y nos topamos con una línea de 4 bien definida.

En 4 mesitas distintas, ubicadas en el medio del salón, había 4 comensales comiendo en solitario.

Román les puso nombre:

Krupoviesa, Piqué, el Patrón Bermudez y Hernán Diaz.

Todos pidieron carne y se acomodaron plácidamente para ver el partido que pasaban en simultáneo por los dos televisores (un plasma y uno de tubo).

Previo al comienzo del partido se pudo seguir el minuto a minuto de la quiniela. Otro de los mozos estaba muy atento al resultado porque «si se volvía millonario, dejaba de laburar».

Salió el 89 y, aparentemente, no era su número porque siguió atendiendo toda la noche y lo hizo de una manera maravillosa.

Desafortunado en el juego, afortunado en el bodegón.

A eso de las 22 hs. se llenó el boliche.

Todas las mesas ocupadas, incluidas las 4 o 5 que estaban en la vereda.

«Siempre es así. Si venís diez y media normalmente tenés que esperar» – nos avisa Charly.

Y como no hay reserva te recomendamos que vengas tempranito (o con ganas de esperar un ratito).

DE HELADERAS ANTIMONOPÓLICAS Y LUMÍNICAS

Dentro de Barcelona Asturias hay dos heladeras.

Una con la puerta pal norte y una pal sur. Jamás se miraron, porque tienen la espalda apoyada contra una columna que las separa para toda la vida.

Una es de Coca.

La otra es de Pepsi.

Acá no se casan con nadie y le dan oportunidad a todos. Faltaría una de Manaos como para completar el triunvirato.

De todos modos, nada se compara con la maravillosa cava de vinos que está apoyada arriba de la barra. No tanto por la cantidad, ni la calidad de las botellas. Nada que ver.

Lo que llama poderosamente la atención: es la luz.

Cómo sería esto?

Bueno. Es que la heladera tiene adentro un tubo fluorescente. Y no te imagines un tubito finito que sirve como decoración.

No señor. Es un tremendo tubo.

Como el del negro del whatsapp, pero blanco.

Está cuidadosamente instalado con unos cartones que lo sostienen (todos sabemos que el cartón es un excelente conductor eléctrico) y el efecto que logra es devastador.

Si te parás adelante, no hay chances que puedas mirar la heladera más de 1 minuto sin sufrir lesiones severas en la córnea, el humor vítreo y el tendón de Aquiles. Vimos a un pibe que lo intentó y salió rengueando con mucho dolor.

La gama de vinos es bien básica, siguiendo la línea bodegonera al pie de la letra y ubicando los vinos en la barra por precios. Hay Vasco Viejo, Quara, López, San Telmo, Don Valentín Lacrado y pará de contar.

Están a buen precio, acompañando el ritmo que imponen los platos principales. La billetera? Feliz!

Y llegaron los platos.

PRINCIPALES

Veníamos de comer puro pescado en España así que necesitábamos un poco de carne. Por eso pedimos lo siguiente:

MILANESA NAPOLITANA: cumpliendo ampliamente con la Ley del Dr. Pait, la mila sobresale del plato, y en este caso por ambos “extremos” del círculo. El queso no era el mejor que hemos probado pero se dejaba comer como loco.

CARNE AL HORNO: esta fue la recomendación de Charly y no defraudó. Un buen pedazo de carne con otro pedacito escondido bajo las papas. Lindo juguito para empapar las fritas y mojar el pancito. Está lejos de ser la Carne al Horno de Batata’s o la de Copperfield Pérez, pero es una buena opción y anda en los $100.

MATAMBRE A LA PIZZA: viene tiernizado. Tan tiernizado que ya pasa a ser un Matambre-Gago o un Matambre-Lamela. La salsa y el queso estaban muy ricos. Y vino en una porción generosa.

ENZO DOMINGUEZ, ESCLAVO DE LA MILANGA

Estábamos terminando los platos cuando pasó por al lado nuestro este pibe. Con pasitos cortitos y muy apurado rumbo a la barra.

Se paró adelante del televisor, perpendicular a la heladera incandescente, y cuando vio el huevofrito en la chomba nos dijo:

“Hola. El otro día fui a la Viña del Abasto y pedí los Fucciles a la Príncipe de Napoles. El mozo me dio otra opción y le expliqué que ustedes le habían puesto un 10. Una locura ese plato.”

Eso es lo lindo del Anti.

La recomendación se hace de boca en boca y uno tiene la información quirúrgica para no pifiarle.

Se sabe el nombre del dueño, del encargado, del mozo, la forma de atender, la disposición del salón, si una heladera te puede matar con un rayo de luz y, por supuesto, el morfi que hay que pedir.

Más vale que te podés clavar, como en todos lados, pero es más difícil que te pase sabiendo donde te estás metiendo.

El capo de Enzo nos contó que está estudiando y que utiliza al sanguche de milanesa (con lechuga y tomate) del Barcelona Asturias como co-equiper de estudios noctámbulos.

“Me dura dos días” – nos contó, emocionado.

Y todos pudimos ver cómo se le ponían los ojos vidriosos.

Claro, estamos hablando de un regio sanguche de mila por 65 pesos. Para un estudiante, es oro en carne.

Nos despedimos de nuestro nuevo amigo con la condición de que nos mande una foto del susodicho. Y al otro día cumplió, como pueden ver en las imágenes.

Gracias Enzo.

Por saludarnos, por la info y por no mandarnos una foto del sanguche todo mordido (nos imaginamos el esfuerzo que hiciste).

POSTRES

Para bajar el morfi recurrimos a los helados.

¡Almendrado y bombón suizo!

Pero bombón suizo no había. Por eso, a modo compensatorio, marchamos 2 almendrados y un flan mixto. La ecuación antigourmetera para nivelar pedidos no estaría del todo calibrada.

El almendrado va como sopapo de abuela.

Al flan le faltó magia, por ahí si le tiran un pulpo con pimentón arriba de la crema mejoraría (la abstinencia nos está liquidando).

Rosario Central le ganó a Boca. Nosotros terminamos los postres. Pedimos la cuenta. Pagamos $250 por cabeza con propina incluida. Y nos fuimos con la satisfacción del deber cumplido.

CONCLUSIÓN

Barcelona Asturias es un bicho raro. Y decir un bicho raro, dentro del Antigourmet, no es poca cosa.

El nombre te confunde como loco, pero los precios te tapan la boca.

La atención es simple, rápida y sin mucho intercambio de palabras.

Hay algunos platos que nos quedamos con ganas de pedir, como unos arroces, algunas pastas y el bife de chorizo. Pero ya vamos a volver a testearlo algún día porque nos queda cerca del club.

No tener entradas es una linda apuesta, y más ahora que estamos en modo ahorro, nos vino como anillo al dedo. Tenemos que pagar la tarjeta del viaje, así que imagínense. Matías anda con la idea de alquilar a Anchoín para pasar fiambres por migraciones.

El misterio del mural en la pared nos quedó en la cabeza por unos días. Juramos que no hay un pino arriba de ese reflejo en el lago.

Tal vez, es un efecto visual provocado por la heladera lumínica.

La OMMA, entrará en acción para ver qué onda con esto.

Muchísimas gracias a Enzo Domínguez Prost por la info del sanguche y a Andrés Rovira por la recomendación.

Y por supuesto, gracias a la gente de Barcelona Asturias por todo.

Les dejamos un huevofrito para que peguen en la puerta porque son un lugar aprobado por el equipo Antigourmet.

Salud!

OMMA: es la Oficina de Misterios Misteriosos del Antigourmet.