En el centro de León, una moza nos recomendó que vayamos a comer a este lugar en las afueras de la ciudad. Y fuimos.

Sensaciones encontradas. Está totalmente modernizado. Había un robot cortando el pasto y Mati intentó entrevistarlo. No le sacó ni una palabra.

Pero la comida es bien casera y el precio está entre los más baratos que pagamos por un menú.

El lugar era atendido por las tres generaciones de la familia.

Estrella, la fundadora, todavía cocina junto a su hija Ceci. Y a los 3 salones (más el patio que es enorme) los atienden sus hijos: Javier, Vicente y José.

Son personas muy sencillas y de poco diálogo, aunque cada vecino que entraba parecía ser amigo de la casa.

Nosotros nos fuimos al patio y pedimos…

Pisto, que es un revuelto de verduras con huevo que nos gustó mucho y termiamos pidiendo otro.

Y además Mollejas al ajillo, Mollejas guisadas y Arroz Casa Estrella (con pedacitos de cerdo).

De postres nos clavamos una Tarta de café, otra Tarta con tres chocolates, Tocinillo (que es como un flan pero muy muy muy dulce) y dos Natillas.

Nos despedimos de Casa Estrella y agarramos la ruta de nuevo, rumbeando para Santiago de Compostela.