FE CIEGA
Mandamos a Facu a buscar la camioneta alquilada porque es el conductor designado. El tipo se olvidó de llevar el pasaporte y la licencia. ¡Listo! Esto solamente puede mejorar.
EL TRUEQUE QUE NO FUE
Al margen de que no teníamos los papeles para sacarla, el problema radicó en que la camioneta… no estaba. Bah, si estaba, pero llena de gente.
Nico se acercó como para subirse y observó que adentro dormían dos ursos. Además estaba el baúl lleno de cosas. Nos versearon diciendo que habían tenido un problema con el alquiler anterior.
Facu, que es pura coherencia, les propuso que nos den a cambio dos Porsche 911 Carrera 4.
No le importó que eramos 8 personas, 1 bebé, la sillita del bebé, 7 valijas y una pila de bolsos.
Él solamente quería manejar un Porsche y todos lo apoyamos, como debe ser.
Por suerte el tipo del alquiler dijo que no. Y nos mandaron a Barajas en taxi a buscar una Citroën Jumpy. Ya estábamos motorizados y logramos cargar todo (gente y bolsos). Un éxito.
CUESTIÓN DE HIGIENE
Matías se bañó.
Después de un par de apretadas por parte de todo el grupo, logramos que se meta al baño. Incluso, Pau le compró una joguineta nueva; adquisición que fue vitoreada con cánticos alusivos.
El tema es que el tipo no se seca. Y el joggin se ve que vino un poco defectuoso y se «despelusó» íntegro.
O sea… ahora no solamente no se quiere bañar, sino que anda todo lleno de pelusas y parece el linyera de Zoolander. De mal en peor.
COPILOTOSSSSS
Acá tenemos un quilombo gigante. Facu maneja de forma impecable, pero la cagamos con la elección de los copilotos. Son cuatro.
Román que se guía por mapas comprados, JP que se guía por instinto, Nico que se guía con el GPS y Gaby que se guía por los carteles de la ruta (y no ve una mierda).
Es un show cuando vamos por una ruta a 100 km/h y aparece una rotonda. Es el momento donde aparecen 4 indicaciones, todas juntas, y se escucha algo parecido a esto:
«Dale derecho, doblá en la primera, para mi es recto, doblá, nonono, bajá acá, el cartel decía VP-1.6, no me anda el satélite, doblaste?, cómo es esto!, derecha, no, no, no, izquierda».
Para que tengan una idea, a la última rotonda que agarramos, le dimos 4 vueltas. Matías sacaba la mano por la ventanilla porque decía que quería agarrar la sortija. Un mareo cósmico.
La verdad es que si llegamos a destino es todo mérito de Facundo, que va haciendo lo que se le canta el culo en el volante.
NOS CAGAMOS EN GOOGLE MAPS
Segovia a 20 minutos.
Segovia a 6 minutos.
Segovia a 42 minutos.
Segovia ya pasó.
La verdad es que no sabemos si en España hay un montón de Segovias o si el GPS se está cagando de risa de nosotros. La gallega que nos guía se está ganando un montón de enemigos.
SEGOVIA, AL FIN
Llegamos y se nos ocurrió llegar a la Plaza Mayor en la camioneta. Pusimos las coordenadas y el GPS nos paseó de lo lindo. Metimos la camioneta en unas callecitas con bajadas imposibles, dimos vueltas en nuevas rotondas, hasta que decidimos preguntar.
«No van a llegar nunca en auto porque está el acueducto. Se llega a pie.»
Si vas a venir, tenés que meterte en el estacionamiento subterráneo, dejar el vehículo y listo. Nosotros primero visitamos el acueducto, que es una obra de ingeniería tremenda, y despues ya nos dio hambre; como siempre.
Encontrar un lugar 100% antigourmet es muy complicado, porque Segovia es una ciudad que vive del turismo y por lo tanto está muy bien armado.
Un ejemplo: Mati se puso a hablar con un carnicero de Segovia y el tipo tiene una máquina expendedora de carne en su negocio. O sea, no corta la carne, sino que te da un ticket, lo ponés en la máquina y te devuelve la carne envasada al vacío.
Un espanto (antigourmetísticamente hablando), pero bue… el turista se lleva el cochinillo para su ciudad.
RESTAURANTE LÁZARO, SEGOVIA (desde 1934)
Después de buscar bastante, entramos en la casa de la Familia Lázaro. Nos convenció que el lugar está atendido por ellos mismos y que es la tercera generación que lleva el negocio: Adrián, Alejandro y, ahora, Luis.
Un tipazo. Tremendamente amable y cordial. Mozo, encargado y dueño al mismo tiempo. Atento con los pedidos, los tiempos del servicio y los detalles para saborear mejor la comida.
Pedimos algunas cositas de entrada, o primero, como le dicen acá.
Marchamos Sopa Castellana (x2), Judiones de Segovia (x2) y una Paella (que fue el plato de la pavada porque casi nos morimos para liquidarlo).
Después llegó el Cochinillo. Un manjar de unos 5 kilos. Luis lo colocó en el medio de la mesa y nos invitó a probar la tradición de cortarlo con un plato.
Mati metió el primer platazo y lo llenó de grasa a Román. Después le tocó el turno a JP que con su platazo hizo que Luis grite: «Hombre, que le has jodido la oreja al tío». La próxima vez, mejor con cuchillo.
Una vez cortado, Gema nos acercó un recipiente con la salsita y la sal que larga el Cochinillo mientras se va cocinando. Es para tirarle a la carne y darle un saborcito impresionante. Pero no hay que mojar el cuero porque se ablandaba mucho, solo a la carne.
Dicho sea de paso, el cuerito es una cosa maravillosa para comer con las manos y chuparse los dedos cada 20 segundos.
Una vez que terminamos de comer el plato principal, cosa que nos llevó mucho más tiempo de lo que calculábamos, decidimos pedir algunos postres.
La Natilla, que fue elogiada (y duplicada) por Vicky, fue lo que más nos gustó. Pero además, probamos un flancito, un arroz con leche y una tarta segoviana (que viene con una capa de mazapán de almendras).
Pedimos la cuenta y nos despedimos de la Familia Lázaro agradeciéndoles por su atención, mientras que JP hacía su propia (y larga) despedida en el baño del restaurante.
ANIMALITO
Hicimos una cuadra y Facu, que parecía estar agotado, se puso a tomar agua de un bebedero en la plaza.
Un cardumen de chinos que se movían rápidamente y con una coordinación maravillosa, lo rodearon y le sacáron fotos. Creemos que lo confundieron con una especie de rumiante típico de la zona.
CRUCE DE ESTILOS
Seguimos viaje rumbo a León y en el camino Román iba eligiendo la música. En eso, arranca un tema de Divididos y el tipo se puso a cantarlo.
«Pará Román, cantás Divididos pero tenés la voz de Alejandro Sanz» – le dijo Facu.
El tema música está re complicado en la camioneta y promete empeorar.
EL REY DE LA SELVA Y LA RONDA DE BARES
Llegamos de noche al Hostal Orejas, nuestro lugar de descanso en León. Un lugar bien simple que encontramos un ratito antes de arribar porque no teníamos nada reservado.
Dejamos los bártulos y nos fuimos de bares.
Para eso, lo mejor es ir al Barrio Húmedo, que es donde salen a comer los locales.
Callecitas angostas, inundadas de risas, gritos, amigos abrazados y algunos borrachos. Se ve que los Leonenses son bastante efusivos y eso nos envalentonó.
Acá va la lista de bares que recorrimos:
– Morán: 2 Cañas.
Que vinieron con una tapa con 2 pimientos asados rellenos con salsa bechamel.
– Camarote Madrid: 6 Cañas.
Que vinieron con unas tapas de papas fritas, salsa salmorejo y aceitunas.
– Bar Correo: 7 Cañas.
Que vinieron con unas tapas de tortilla, burritos de jamón, queso y cebolla, y unas tremendas croquetas de sesina (que es la parte lateral del cerdo y nos volaron la peluca; las estamos pidiendo cada vez que las vemos).
– Monalisa: 7 Cañas.
Que vinieron con unas tapas de bocadillos de calamares, bocadillos de chorizo a la plancha, un sanguche de jamón y queso, y por último… una tosta de morcilla que medía 40 cm. y nos hizo emocionar.
– Bar Cuervo: 7 Cañas.
Que vinieron con una sola tapa, porque eran la 1:30 de la mañana y era lo que le quedaba nomás. Papas fritas, tortilla, chorizo y alguna cosita más.
Ya el pedo que cargábamos era contundente y no anotábamos más nada.
En el bar pelaron una guitarra y una flauta dulce. Se pusieron a cantar un tema de Micky y Los Tonis, que se llama Buribú (o algo así) y que se nos quedó grabada por unas 24 hs.
Mati empezó a rumbear para el hotel porque el Tibu ya pedía cama y porque se quería poner a escribir esta reseña, pero el resto del equipo descubrió un nuevo lugar y metió una última visita etílica.
– Bar Celta: 5 cañas.
Este fue el último de la noche porque era uno de los pocos que permanecían abierto. Cierra 2:30 AM y es un buen reducto para final de noche. Birras (Leffe, Carlos V, Guinness, Kwak y una IPA de Bitt-algo). Cerramos con maníes y aceitunas.
Gran gira Antigourmet y dulces sueños para todos, claramente.
CONCLUSIÓN
Así fue el 5º día del Anti-Tour.
Gracias a todos los que nos mandan mensajes con recomendaciones de lugares, la verdad es que como no tenemos nada armado nos viene al pelo.
Mañana seguimos conociendo León y después nos vamos para Santiago de Compostela.
Salud!