Nos metimos a la cocina del lugar para ver cómo cocinaban lo que llevamos y nos volvimos locos con la prolijidad y la limpieza de la cocina. Estaba IMPECABLE.

En una ollita marrón estaban nuestros bueyes de mar, con algo de laurel y sal. En otra los mejillones. La cocinera nos dijo que teníamos que esperar unos 20/25 minutos.

¡Nos mató!

El hambre y la espera hacían estragos en el equipo. Matías y Román se comieron una canasta entera de pan. Facundo se quería comer el pimentón dulce que había comprado. JP se cruzó al mercado a comprar un queso de tetilla, cortaba pedazos con los dedos y los repartía entre los comensales. Neanderthaloides.

Por suerte, llegaron los platazos y nos pudimos dar el gustito de probar el Buey de Mar.

Me parece que hay que dar vuelta el bicho – dijo Vicky.

Y se largó una maratón de frases picantes durante 12 minutos que giraban alrededor del tema planteado.

Al margen de la pavada, el Buey está lleno de carne blanca, como si fuese pechuga de pollo y con un saborcito muy rico, que sumado al limón y a la pimienta viaja como trompada de loco.

Los berberechos y los mejillones… vean las fotos. Son increíbles. Gran lugar Anti.