Apenas entrás, una fila de toneles divide las aguas. Por un lado los baños y la información nutricional del pulpo, al final está la barra y del otro lado el salón que solamente tiene dos radiadores para matar bichitos.

Pulpo. Pulpo. Pulpo. Pulpo. Pulpo.

Así fue como pedimos las 5 raciones del mejor pulpo a la gallega que probamos hasta el momento. Un poquito de aceite, paprika y la lona.

También le pedimos a David, el encargado/mozo, que nos traiga los otros 5 platos que componen la extensísima carta de este bolichón:

Jamón asado con comino, Zorza (que es carne marinada con paprika), Patatas fritas, Oreja de cerdo y Pimientos de Padrón, que para este momento son como un tripulante más de la camioneta.

Todo acompañado con vino de la casa que se toma en Cuncas, una especie de compotera con base. Está bueno brindar efusivamente porque no hay chances de que no te manches.

La velocidad con que traen los platos es impresionante. En menos de 3 minutos tenés el pulpo en la mesa.

Tarta de Santiago de postre, que también nos tiene bastante enamorados. Y le sumamos una Tarta helada, un Flan con nata, un Queso con membrillo (la batata no figura por ningún lado; Matías está preocupadísimo).

Café y Chupitos con orujos.

Para cerrar una noche a todo trapo.