HABEMUS RESERVA

El clima estaba horriblemente feo en Buenos Aires. Tres días de lluvia seguido y mucha humedad. Como todos los martes, nos juntamos para decidir dónde íbamos a ir al día siguiente y salió el nombre de Mi Consuelo. Llamamos para reservar la mesa.

AntiGourmet: Hola, quería hacer una reserva para mañana. Somos 6 personas. ¿Tendrá lugar?
Mi Consuelo: ¡Por supuesto! Con estos días de lluvia horribles seguro, vengan nomás.

Esa fue la mejor forma de asegurarnos que no nos habíamos equivocado al elegir.

Al otro día, el equipo del Antigourmet llegó cerca de las 21 hs. Encontramos lugar para estacionar sin problemas y sin trapitos a la vista. Era 23 de mayo, así que la cercanía con los festejos patrios del 25 nos encaminaba a meter alguna comida típica. Pegado en el vidrio de la entrada, un cartel informaba: locro, mondongo, estofado.

Entramos y estaba preparada nuestra mesa. ¡Impecable!

Y ahí fue cuando conocimos a Luis y le pudimos poner una cara a la voz del teléfono. Luis es un gallego genial. No para de tirar chistes (muchos sobre Riquelme) y hasta se manda algún truco de magia entre plato y plato. Así que conocerlo a él es otra de las lindas cosas de ir a comer a Mi Consuelo. Charlamos un rato y nos pusimos a ver el menú.

El ambiente es familiar, decorado con cuadros milenarios y otros «detalles» sumamente cuidados. Hay manteles y TV pero no le anda el sonido, por eso pusieron unos parlantes atrás del TV que pasa música. En un soberano ejemplo de fusión y apertura mental, nos encontramos mirando un partido de la B con relatos del Polaco Goyeneche.

Señores, llegó el primer mundo: hay WiFi y enchufes por todos lados para conectar el celular.

FANÁTICO? YO?

El amor de Luis por River es infinito.

Se acuerda que el 28/12/ fue el día en que Liberti lo hizo socio. El Presidente recorría las escuelas cercanas buscando asociar a todo el mundo y en esa volteada cayó Luis. Quién lo diría, ese pibito hoy es socio vitalicio.

Cada vez que juega el club de sus amores, Luis cierra Mi Consuelo. Porque quiere ir a la cancha o porque quiere verlo por la tele. Si el partido es contra Boca Juniors, la costumbre cambia. Luis sale de su casa, abre Mi Consuelo y mira un ratito del partido sentado en el salón. Solo. Esa es su cábala.

En 2015, cuando River estaba en la fase de grupos de la Libertadores. Luis se encontraba en el Monumental viendo el partido de River contra San José de Oruro. El equipo de Gallardo ganaba 3 a 0, pero necesitaba de un milagro en tierras peruanas.

Para que River pasase a la siguiente instancia, el Juan Aurich debía perder como local contra los Tigres de Mexico (ya clasificados). El partido entre el equipo peruano y los Tigres de Mexico fue una locura. No paraban de meterse goles. En un momento River clasificaba y al minuto quedaba afuera.

Llegamos a ganar esta Libertadores y me tatúo el escudo de River.

El partido terminó con una victoria agónica del equipo mexicano, por 5 a 4. ¡El milagro había ocurrido! River pasó y luego, ganó la tan ansiada Copa disputando la final contra los mismísimos Tigres mexicanos.

Luis, a sus 63 años, tuvo que hacerse su primer tatuaje.

ENTRADA

Pan con manteca, como debería ser obligatorio en todos los bodegones que se precien de tal. Para tomar pedimos una Coca (litro y medio, esto merece un aplauso), una cerveza y un vinito (Callia tinto). Hielo, soda y a la cancha.

¡La tortilla de papa es un epetáculo! Babé, babé (si se escribe así… joya, y sino ponele que se entendió). Los zapallitos rellenos son riquísimos, tienen una salsita poderosa y estaban bien calentitos como para que la faringe agarre ritmo. Y por ahí lo más flojito fue la calabaza a la napolitana, que si bien estaba rica, como la sirvieron media fría le bajamos unos puntos.

*Nota de actualidad: Volvimos y le dimos la revancha a la calabaza a la napolitana…Que temperatura hermanooo, terminamos en el Quemados, siendo atendidos por nuestro médico de cabecera el Cordobé. Ahora si Luis, estaban excelentes!!!

UN POCO DE HISTORIA

En los 60, el barrio de Belgrano era muy diferente a lo que es hoy. Eso se puede ver claramente en el mismo menú del lugar, cuando en la última página (después de los postres),  nos encontramos con un mapa donde se explica cómo era la zona cuando apareció este bodegón. Pero al margen de la ubicación y fiel al estilo antigourmetero, lo importante de ir a comer a Mi Consuelo es conocer a Luis «Ángel» y su esposa Marta.

La historia cuenta que Manuel Pérez y su mujer Consuelo, ambos muy ingleses claro está, abrieron este bodegón allá por los años 60. Por esa época se llamaba «Dos Hermanitos». Quedó así por unos años, hasta que un fileteador que estaba pasando hambre, le dijo a Manolo que a cambio de comida y algún elixir alcohólico le pintaba la vidriera (en una clara demostración de como el marketing existió siempre). Manuel aceptó y así fue como el nombre cambió a «Malu».

La Bodega tuvo sus altibajos, pero nunca cerró sus puertas.  En los 80, Consuelo sufrió una enfermedad y esa fue la razón por la cual su hijo, Luis, se sumó para dar una mano. Por esa misma época, el señorito Pérez ya frecuentaba a la señorita Marta, y ella también se unió al negocio. Así fue como el boliche se volvió el centro familiar. Hoy, 30 años después, Marta es la anti-chef de Mi Consuelo.Y Luis sigue su tradición familiar, manteniendo vivos los recuerdos de sus padres.

Al poco tiempo falleció Consuelo y todos siguieron trabajando, ahora con Luis Ángel como motor del lugar. Pasó el tiempo, pero el lugar siempre estuvo lleno de gente, que venían a comer al mediodía y a la noche, las genialidades que cocinaba Marta. En el año 2012, Manuel falleció, pero en el bodegón se lo recuerda cada día.

¿Cómo se llegó al nombre actual?

Bueno, en el 2003, Luis «Ángel» decidió que era momento de cambiarlo. En principio quería ponerle Consuelo, como su madre, pero no quería que se confunda con otra. Él quería que todos sepan que era ella a quien estaba dedicando su lugar de trabajo. Apareció el pronombre personal y así nació «MI CONSUELO».

PLATOS

Mondongo a la española: el primer bocado es asperísimo. Excelente sabor. Preparado como debe ser: Chorizo colorado, panceta y unos garbanzos enormes como para jugar a la payana.

Pastel de papa: es una almohada. Te lo sirven y te dan ganas de apoyar el cachete y decir: «aaaaaahora sí». Riquísimo, caliente y el quesito derretido de arriba estaba exquisito.

Estofado con puré: uno de los antigourmeteros estaba dudando y fue a preguntarle a Marta qué plato le recomendaba: «estofado, por supuesto» fue su respuesta y allá fuimos a testearlo. No se utilizó cuchillo. Una manteca la carne y el puré en cantidades astronómicas.

Milanesa a la fugazzetta: hecha con cebollas importadas directamente de Lomas de Zamora. Muy rica, pero sigue siendo una milanesa.

POSTRES

Fresco y batata: el queso Mar del Plata estaba perfecto de tamaño y de todo y el dulce brillaba por su presencia. Se ve que viene aumentando la producción de batata.

Ensalada de fruta: llena de kiwi, al mejor estilo Tropicalísima.

Bananas con dulce de leche: un ítem que no suele encontrarse en una carta de postres. El solo hecho de que aparezca merece una mención especial y nuestra más profunda admiración por la creatividad del lugar.

Tiramisú helado: industrial, podría ser de Grido, pero le faltaba la etiqueta.