Nos habíamos super colgado charlando en La Chata, así que cuando salimos ya teníamos un par de mensajes del resto del equipo: estaban yendo a la Taberna El Buo (así, sin H).
Para este punto del día, no solamente estábamos infladísimos de morfi, sino que también estaban empezando a flaquear las energías.
Pero no nos amedrentamos y pedimos un par de Tortillas Rellenas, la especialidad de la casa. Viene una tortilla tremendamente alta y del tamaño de un plato grande. Cuando la cortás, ¡aparece la locura! Está completamente rellena de cosasssss. En nuestro caso, una fue de queso y cebolla, y la otra de gambas.
Un mega delirio.
Como si esto fuera poco, nos clavamos dos postres, pero este reseñador ni siquiera los anotó. Su cerebro se había puesto en Modo Ahorro de Energía y no recibía actualizaciones. Gran lugar El Buo.