Si tenés 24 años, fallece tu abuelo y te ponés al frente de su almacén que tiene 100 años… ¿qué harías?

Esa es la pregunta que se está haciendo Danilo desde mediados de 2020.

En plena pandemia, el tipo decidió hacerse cargo de Yiyo, El Xeneixe, el bodegón de su abuelo ubicado en Eva Perón al 4402 en Parque Avellaneda.

Junto a Cristian y Maxi, sus socios, arrancaron la interminable tarea de poner en valor un lugar extraordinario.

Lleno de recuerdos, objetos e historias que te llevan de paseo por los últimos 100 años de historia argentina.

Acá se fraccionaban 50 mil litros de vino por semana, hasta que el Carlo sacó la ley de Envasado en Origen en el 95 y chau negocio.

A partir de ahí, Yiyo comenzó el declive, no solo por los supermercados y los cambios en el consumo, sino porque sus dueños ya estaban pisando los 70. Lo habían dado todo.

Así las cosas, Luis (el abuelo de Danilo), estuvo hasta sus 91 años atrás de la barra.

Y esa energía se siente en cada rinconcito de esta esquina.

Me cuesta seguir escribiendo, porque también perdí a mi abuela almacenera de 96 años hace 2 meses.

Y entrar en Yiyo fue todo un quilombo de emociones, recuerdos y anécdotas.

Así que, si podés darte una vuelta, desde acá te confirmamos: “Yiyo es un viaje”.

Los chicos le están buscando la vuelta, seguro van a cambiar cosas, se van a equivocar, van a intentar mil cosas y como todo emprendimiento que se hace con pasión… van a lograr que camine.

Los platos son todos individuales y salen entre $250 y $300.

Comimos fainá, picada, croquetas, PAN CON MANTECAAAA!, tortillas, morcilla con huevofrito y un montón de aceitunas rellenas.

Hay vino patero, clericó, sangría y un sótano lleno de cosas que habrá que ir a testear.

Yiyo, el xeneize, es un museo.

Un lugar del estilo Café de García, donde cada centímetro te lleva para un lado distinto en la capocha y el cuore.

Gracias por recibirnos y esperamos volver pronto para otra ronda de vermú.

Les deseamos muchísima suerte en este camino nuevo.

Y felicitaciones por animarse, en plena pandemia, a darle vida a un almacén de barrio.

Salud!